En lo que se refiere a las etiquetas de los alimentos, a veces tenemos un cacao encima que ya no estamos seguros de lo que quieren decir. La responsabilidad no es enteramente nuestra, ya que fabricantes y supermercados tampoco son del todo claros, y nos muestran las etiquetas sugiriéndoles un significado que no siempre es el correcto.
La campaña Act For Food que ha puesto en marcha Carrefour es un buen ejemplo. Dentro de lo que han llamado acciones para comer mejor está una promoción de los productos etiquetados como bio "para una dieta saludable, sabrosa y variada", además de defender la sostenibilidad y el acceso igualitario a los alimentos.
Como suele ocurrir con estas campañas, aquí se mezclan argumentos científicos, medioambientales y sociales hasta hacer un batiburrillo en el que el consumidor ya no sabe por qué debería consumir productos bio, pero sí se le queda la idea de que merece la pena pagar el precio extra que cuenta.
¿Qué significa la etiqueta "bio"?
Que un producto lleve la etiqueta "bio" (o "ecológico", son prácticamente sinónimas) está regulado por la legislación. En concreto por el Reglamento europeo 834/2007 del Consejo, de 28 de Junio de 2007 (aunque ya se ha aprobado la nueva normativa, que entrará en vigor en enero de 2021).
Según esa norma, se considera un producto bio o ecológico a aquellos producidos cumpliendo, entre otros, estos requisitos: favoreciendo el uso de recursos naturales presentes en el sitio y la temporada en que se hayan cultivado o criado; respeten la explotación sostenible del suelo; no utilicen transgénicos (excepto en los medicamentos) y solo utilizarán productos sintetizados en el laboratorio (herbicidas, pesticidas, abonos o medicamentos) cuando sea estrictamente necesario.
Antes de poner una de estas etiquetas, los productores deben pasar una auditoría que acredite que se han cumplido estos requisitos (a veces poco definidos) y pagar las tasas correspondientes. Nada que se refiera a sus propiedades nutricionales
Los estudios dicen que ni más ricos ni más sanos
De hecho, varios estudios han tratado de determinar si esta forma de producción de los alimentos significa que estos estarán más ricos o serán más nutritivos y saludables, y la mayoría de ellos han determinado que no. Los alimentos ecológico no son mejores ni saben mejor.
Este es uno de ellos, publicado en la revista American Journal of Human Nutrition. Se trata de una revisión de un total de 55 artículos, y la conclusión principal es que no hay evidencias de diferencias nutricionales entre los alimentos producidos siguiendo los principios de la agricultura y ganadería orgánicas y los producidos según la agricultura intensiva convencional.
Este otro sacaba conclusiones parecidas. Llevado a cabo por científicos de la Escuela de Medicina de Sanford y publicado en la revista Annals of Internal Medicine, sus autores concluyeron que no hay evidencias sólidas de que los alimentos ecológicos sean más nutritivos o supongan menos riesgos para la salud que sus alternativas convencionales, si bien sugerían que sí podían reducir el riesgo de exposición a pesticidas.
Come lo que quieras, pero con la información clara
Ahora sabes que etiquetar algo como bio o eco no tiene nada que ver con su calidad nutricional, sino simplemente con su modo de producción. Tampoco en todos los casos esto es sinónimo de que sea más sostenible o con una huella de carbono menor: algunos productos bio se producen a cientos de kilómetros de donde se consumen, y el transporte en avión, barco o tren tiene poco de ecológico.
Pagar la diferencia de precio que suponen los alimentos "bio" o "eco" es una decisión individual que a muchas personas puede parecerles la más acertada. Pero es importante que para ello cuenten con toda la información, y para eso debe quedar claro que bio y saludable no son dos cosas equivalentes.
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