El queso es sin duda uno de los alimentos que más pasiones desata entre los consumidores. Puedes amarlo o odiarlo, pero jamás te deja indiferente. De hecho, el enorme repertorio de aromas, sabores y texturas que poseen las diferentes variedades de quesos hace de este alimento un auténtico manjar para muchas personas.
Sin embargo, el queso también es un alimento que cuenta con un número de calorías elevado, por lo que su abuso en la dieta puede ser problemático si estamos buscando una pérdida de peso o simplemente mantenernos saludables.
Por ello, en el post de hoy te mostramos los quesos más saludables que puedes encontrar en el mercado, y además te contamos detalles sobre su elaboración y composición nutricional.
Queso fresco y queso fresco batido
Si hablamos de variedades concretas de queso, el fresco es uno de los más conocidos y consumido por los usuarios. Este queso es aquel que no ha sido madurado, y por lo tanto posee un menor contenido calórico que otros queso tipo Gouda, Roquefort o Edam.
Además, recientemente se ha puesto muy de moda una ligera variante del anterior, que también puedes encontrar baja en calorías, resulta muy apetitosa y que cuenta con gran versatilidad en la elaboración de postres y recetas.
Este producto es el queso fresco batido, y cuenta con una textura similar al yogur, pero mucho más cremosa que llena el paladar y confiere una gran sensación de saciedad.
Puedes tomarlo combinado con frutas y frutos secos, siendo un complemento perfecto para cualquier comida del día, tanto de forma aislada como acompañamiento en tu menú.
Mozzarella y burrata
Estos quesos suelen utilizarse como acompañamiento de muchas preparaciones culinarias, tanto pizzas en el caso de la mozzarella, como ensaladas si hablamos del queso tipo burrata.
Ambos son opciones saludables que sirven para dotar a nuestros platos de sabor sin un número de calorías demasiado excesivo. La diferencia entre ambos tipos de queso reside sobre todo en la textura, ya que la burrata tiene una consistencia mucho más cremosa y untuosa que la mozzarella.
A continuación te dejamos con algunas recetas deliciosas donde podrás explorar diferentes opciones alimentarias utilizando mozzarella y burrata en tus platos.
Requesón y feta
El requesón y el queso feta son dos productos con una textura muy similar que además comparten un perfil saludable por su bajo contenido calórico.
Ambos tienen una apariencia característica muy similar, como si se trataran de una masa rugosa que se desgrana. Sin embargo, el queso feta y el requesón presentan varias diferencias entre sí.
La principal de ellas es su elaboración, ya que el requesón nace a partir de una segunda cuajada del suero lácteo, que es realmente un subproducto del cuajado normal que sufren los quesos durante la fermentación de la leche.
Por el contrario, el queso feta ha sido sometido a un proceso de salmuera, es decir, se ha sumergido durante cierto periodo de tiempo en agua con sal. Eso le confiere un sabor intenso y muy característico que combina muy bien con otros alimentos.
¿Desnatados mejor que enteros?
Esta cuestión siempre genera muchas dudas, sin embargo conviene saber que ambos tipos de quesos tienen cabida en una dieta saludable.
Para elaborar un queso desnatado, partimos por tanto de una leche desnatada. Es decir, aquella a la cual ha sido retirada parte de su grasa para disminuir el contenido calórico de la leche. Esto nos podría llevar a pensar que un queso desnatado es más saludable que uno elaborado con leche entera o semidesnatada, pero no tiene por qué ser así.
La grasa láctea no es tan perjudicial como creíamos hace años, de hecho está relacionada con la saciedad y nos ayuda a calmar antes nuestro apetito. Sin embargo, esta cuestión es muy individual, por lo que existirán personas a las que el queso —y los lácteos en general— no les sacien tanto como a otras. Por ello, recurrir a productos desnatados puede ser una alternativa interesante para reducir el número de calorías en algunos casos, teniendo presente que la opción entera no es perjudicial. No todo es blanco o negro.
Debemos huir de sucedáneos y fundidos
Prácticamente cualquier queso puede incluirse en una dieta saludable mientras su consumo no sea elevado, siempre y cuando estemos ante un queso de verdad. Pero, ¿cómo identificamos un queso auténtico?
Para diferenciar queso de verdad de aquel que no lo es, debemos fijarnos atentamente en el etiquetado del producto, sobre todo si estamos ante quesos en lonchas o queso rallado.
En estos casos, debemos leer cuidadosamente la denominación del producto que encontraremos cercana a los ingredientes. Si en el texto leemos la palabra 'sucedáneo', no estamos ante un buen queso. Y si nos encontramos ante el término 'fundido', tampoco será un producto de gran calidad nutricional, ya que el contenido en queso auténtico será menor.
El queso de calidad está compuesto únicamente por leche, cuajo, fermentos lácticos y sal, mientras que aquellos productos sucedáneos del queso están compuestos por otros ingredientes como almidón o féculas que únicamente cumplen funciones de relleno para abaratar el coste, y por lo tanto disminuyen la cantidad de queso auténtico que posee el producto.
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