Este año no he podido tener vacaciones de verano, así que el fin de semana pasado me desquité con una pequeña escapada a Asturias para realizar el descenso del Sella: me habían hablado maravillas de esta actividad que combina naturaleza y deporte en un entorno espectacular, y la verdad es que no me defraudó nada. ¡Recomendable al 100%!
El descenso del río Sella en canoa es una actividad de aventura en la que se recorren casi 14 kilómetros del curso del río, entre Arriondas y Ribadesella, disfrutando de los preciosos paisajes de la ribera asturiana. Es accesible a todos los públicos, ya que el curso del río es muy tranquilo en esta zona: sólo necesitas ganas de remar y de pasarlo bien.
Antes de empezar a remar... un poco de teoría
Hay muchas agencias de deportes de aventura que realizan el descenso del Sella: yo lo hice con Montañas del Norte, donde disponen de otras muchas actividades en la naturaleza. Nos recogieron en furgoneta en Ribadesella y nos llevaron hasta Arriondas, desde donde parte el recorrido.
Ellos mismo te proveen de toda la equipación: te dejan una canoa (K-1 si es para una persona, o K-2 si es para dos, o dos personas más un niño) con sus palas, chalecos salvavidas, y opcionalmente cortavientos o traje de neopreno por si hace frío. La travesía es larga, así que también te dan un pequeño picnic para comer por el camino.
Antes de ir al agua nos dieron una clase teórica sobre cómo remar, cómo virar la canoa y algunos consejos de seguridad. Lo más importante: ¡disfrutar de la experiencia!
Remando río abajo
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Después de esto sólo queda subirse en la canoa y... ¡a remar! Si compartes canoa sólo es necesario un poco de coordinación con tu compañero para que la canoa vaya por donde quieres ir, y no te des de frente contra un árbol o contra otra canoa (sí, las dos cosas ocurrieron, qué le voy a hacer...).
A lo largo del curso del río se pasa por pozas donde es posible bañarse, aunque en la mayoría del recorrido la profundidad es muy poca: siempre se hace pie. Nos acompañaron en el paseo los patos y salmones propios de la fauna del lugar, junto con una frondosa vegetación a ambas orillas y la vista constante de los montes asturianos.
En ciertos puntos del recorrido hay chiringuitos donde se puede parar a descansar, comer o tomar el sol en las rocas: en todos suele haber gente disfrutando de la música y el paisaje, o dándose un baño.
Generalmente hay una parada a mitad del recorrido, por si fuera necesario terminarlo antes de tiempo por cansancio o por condiciones climatológicas adversas.
Si se realiza el descenso completo, se recorren unos 14 kilómetros remando: tardamos cuatro horas justas, haciendo varias paradas y tomándonoslo con mucha tranquilidad.
Al llegar al embarcadero, los monitores nos recogieron en la furgoneta y nos llevaron hasta Ribadesella para darnos una ducha, y directos a la merienda ¡que nos la habíamos ganado!
Mi experiencia
La verdad es que no esperaba que me gustara tanto: los paisaje me parecieron una maravilla, y el hecho de poder disfrutar de un día de deporte en ese entorno no tiene precio.
Es una actividad para todos los públicos, pero la verdad es que acabamos un poco cansados: los hombros y las lumbares se resintieron un poco al día siguiente, pero es lo normal después de haber hecho un esfuerzo, sobre todo si se trata de un movimiento que no hacemos a menudo.
Tuvimos la suerte de que nos hizo un tiempo estupendo, aunque hacía un poco de viento, y se notaba algo de resistencia a la hora de mover la canoa. Una recomendación: que no se os olvide la crema solar, o acabaréis morenos y con la marca del chaleco.
Aparte de eso, fue muy divertido: improvisados sprints con los remos intentando "cazar" a los patos, tener que meterte en el agua porque a veces la canoa se quedaba encallada por no remar con fuerza, momento "bocata de pavo" en medio de la naturaleza... ¡Una experiencia genial que sin duda repetiré!
¿Habéis hecho alguna vez el descenso del Sella? ¿Qué tal fue vuestra experiencia?
Más información | Montañas del Norte En Vitónica | El Descenso del Sella, una buena forma de hacer turismo y deporte activo
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6 comentarios
peluzza_1
Pues no solo lo he hecho un par de veces, sino que tengo familia en Ribadesella y conozco gente del entorno profesional de la piragua.
Hago hincapié en el espectáculo visual que supone bajar un rio, con el cambio de perspectiva que da ir por el medio. Si hay poca gente (si puedes vete entre semana), la sensación de paz que da el agua tranquila y profunda invita a descansar los brazos y dejarse llevar por la corriente, una sensación INCREIBLE.
Otra cosa que a la gente se le escapa es que la época del año influye en la velocidad del río, siendo más rápido en mayo que en septiembre, por tanto tienes que remár más cuando se acaba el verano. Del mismo modo afectan las mareas, si te pilla subiendo la marea, los 3 últimos kilómetros pueden ser larguísimos.
Yo siempre doy dos consejos:
1- SEGURIDAD: no quitar NUNCA el chaleco, especialmente el primer tercio del recorrido. Hay pozas de 4 metros con efecto sifón, te tragan si te caes y te dan un buen susto, pero especialmente uno que está justo después de pasar las depuradoras, hay un codo a la derecha con un enorme remolino y pozo, se juntan chocando un monton de piraguas y en ese caos puede caerse alguien y no poder salir o golpearse (un amigo mio las pasó canutas ...) (EDIT: parece ser el mismo que indica juanjo en su comentario-)
2- Salir a primera hora y no tener absolutamente nada de prisa. Disfrutar del paisaje, parar siempre que tengas ocasión, bañarte... en fin, disfrutar al maximo y no competir por ser el primero. El premio es el camino.
tengoagujetas
Soy asturiano y la verdad que solo lo he hecho una vez, pero repetiría todos los años.
Cuando yo lo hice, además, primero fuimos desde Oviedo hasta Ribadesella en bici por carretera, dormimos allí en un hotel y al día siguiente hicimos el descenso para luego salir de fiesta.
Cuando llegué a casa de nuevo pude dormir casi 24 horas seguidas, jeje.
juanjo.lopez.sanchez
Yo lo hice en el 2006, y fue la leche, íbamos en un grupo y aún recuerdo el castañazo que nos metimos al meternos en un pequeño rápido, nos chocamos de bruces con un arbol, se nos encalló la canoa y los remos por una parte y nosotros por otra, eso sí, luego uno se lo pasa genial remando, viendo el paisaje... y cuando le coges el ritmo se acaba el descenso. Yo quiero repetirlo de nuevo. Gran tierra, excelentes caldos y enorme gente la que la habita. Un espectáculo.
kayakista
Uno de los mejores ríos para disfrutar! (lo dice un adicto al piragüismo XD)