Cuando nos vamos de vacaciones nuestra actividad física se reduce. Dedicamos más tiempo a estar relajados y podemos echar a perder tantos meses de esfuerzo. Por esto es importante no dejar de lado nuestras sesiones de entrenamiento.
Ya estemos en la playa o en la montaña, podemos elaborar una rutina adecuada para mantener nuestras cualidades físicas durante el verano y disfrutar de nuestro destino a la vez que realizamos el ejercicio físico.
La estrella del verano es el agua. Podemos aprovechar este medio para ejercitar nuestros músculos. Al igual que en un gimnasio, podemos entrenar un determinado grupo muscular. Para ello aprovecharemos la resistencia del agua a modo de peso que debemos salvar. A continuación vamos a destacar algunos ejercicios que se pueden llevar cabo en el agua:
Para empezar podemos ejercitar nuestro pectoral colocándonos de pie con el agua hasta el cuello y extendiendo nuestros brazos en cruz con las palmas abiertas. En esta postura intentaremos cerrar las palmas hacia delante y volvemos a la posición inicial con los brazos en cruz. Así haremos 20 repeticiones en 4 series.
Podemos entrenar nuestro tríceps colocándonos de espaldas en el borde de la piscina. Las manos hacia delante y con las palmas hacia abajo agarrados en el borde. Sacamos el cuerpo de la piscina hasta colocar los brazos rectos y empezamos a subir y bajar doblando los codos hacia atrás.
Para las piernas y los glúteos es aconsejable realizar patadas hacia atrás y adelante dentro del agua. Éstas consisten en levantar las piernas intentando buscar el pecho y así vencer la resistencia del agua. Hacia atrás, agarrados al borde de la piscina, daremos patadas con la pierna flexionada, y así trabajaremos los glúteos.
Para trabajar los bíceps debemos ponernos de pie en la piscina con el agua hasta el cuello y los brazos rectos a cada lado del cuerpo. Las palmas de las manos abiertas hacia delante y comenzamos a levantar los brazos hacia arriba. Es importante mantener los brazos pegados al cuerpo y no separarlos durante el ejercicio.
Para ejercitar los dorsales y el hombro debemos colocarnos de pie con el agua al cuello y poner los brazos en cruz con las palmas de las manos extendidas hacia abajo y subimos y bajamos los brazos hasta pegarlos a las piernas. Al levantar hacia arriba trabajamos el hombro, y al bajar el dorsal.
La intensidad de estos ejercicios en muchos casos no será la misma que llevamos a cabo habitualmente en el gimnasio, pero nos servirán para no perder el tono muscular y mantener nuestras articulaciones entrenadas y dispuestas a volver a la rutina habitual cuando regresemos.
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