La utilización de diferentes sustancias naturales en cosmética es algo habitual en la actualidad, y es que cada vez son más las marcas que recurren a sustancias naturales para mejorar el estado de nuestro físico. Un buen ejemplo de esto es el aceite de karité, que se utiliza en infinidad de tratamientos de belleza por la cantidad de beneficios que nos aporta a varios niveles. Por este motivo vamos a detenernos en sus propiedades.
El aceite de karité se obtiene de un árbol africano que crece en el centro de este continente y que se le conoce con ese mismo nombre, karité. Concretamente el aceite o la manteca de karité se consigue dejando los frutos de este árbol macerar al sol. Estos frutos sueltan una especie de grasilla que es lo que se utiliza y se conoce como aceite de karité. Desde antiguo se ha utilizado esta técnica y esta sustancia para curar heridas en la piel y mejorar su estado. Por eso es un componente fundamental en muchas cremas actuales.
El aceite de karité tiene una serie de cualidades destacables, y es que se trata de una sustancia grasa que la piel absorbe fácilmente y que sirve para aportar hidratación a la misma. El secreto está en los ácidos grasos que nos aporta y que confieren a las células de nuestro cuerpo una película protectora que las preserva de los ataques de los agentes externos como puede ser el frío, el sol, el aire... Por esto el aceite de karité es un buen protector para la piel, pues nos ayudará a mantenerla segura en todo momento.
Pero su atractivo no solo radica aquí, sino que hay que destacar su importante función hidratante, ya que fija perfectamente el agua a las células que forman la piel, pues sus componentes grasos evitan la pérdida excesiva de agua de las células a lo largo de la jornada. Esto lo que hace es convertir al aceite de karité en un aliado a la hora de combatir las arrugas de la piel y el envejecimiento prematuro de la misma, al igual que es una sustancia muy utilizada para prevenir las estrías y mejorar el estado de las ya existentes.
Hay que destacar que también contiene una serie de antioxidantes que refuerzan aún más el papel protector celular de este aceite. Actualmente muchas cremas lo contienen en su composición como un complemento para mejorar la piel, pero lo podemos encontrar solo en forma de aceite para aplicarlo directamente sobre el cuerpo después del baño. Los herbolarios y las farmacias son los lugares donde podemos adquirir con facilidad este aceite.
Imagen | Rita Willaert
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