Seguro que todos nosotros hemos oído hablar en más de una ocasión del colágeno y lo que éste significa para nuestro organismo, ya que se trata de una serie de fibras que forman todos los tejidos de nuestro cuerpo y que se encargan de darles la elasticidad que necesitan. Es cierto que existen diferentes tipos de colágeno, y que nosotros casi siempre nos centramos más en el que forma la piel y la mantiene elástica y joven por más tiempo. Pero en lo que nunca solemos reparar es el los agentes que destruyen el colágeno y que hacen que lo perdamos a marchas forzadas.
Una correcta alimentación y unos buenos hábitos de vida son la base para conseguir que el organismo genere el colágeno necesario para mantener nuestras partes jóvenes. Es cierto que con el paso del tiempo la producción de colágeno disminuye, pero nosotros debemos estimularla a través del ejercicio y de la alimentación adecuada. Pero no solo eso es lo que debemos tener presente, sino que una forma de evitar su destrucción es alejándonos de los hábitos que destruyen el colágeno.
El tabaco es uno de los hábitos más nocivos que existe cuando hablamos de colágeno, y es que este vicio constituye una de las maneras más fuertes de introducir toxinas en el organismo. Estas toxinas vienen acompañadas de radicales libres que actúan directamente en las células y en la producción de colágeno, que se ve mermada, además de que gran parte de las reservas que el cuerpo tiene desaparecen y se van deteriorando poco a poco, haciendo que envejezcamos antes a todos los niveles.
El exceso de radiaciones solares es otro factor que afectará al colágeno de nuestro cuerpo. Todos sabemos que una exposición prolongada al sol puede ser muy nociva y dañina para la salud, ya que los niveles de radiación a los que sometemos a las células de la piel son elevados, tanto que pueden afectar al colágeno y hacer que se pierda más deprisa de lo normal. Para evitar esto es importante que protejamos a nuestra piel con la protección adecuada.
Los radicales libres que hay en el ambiente y en muchas de las acciones cotidianas son también otros agentes destructores de colágeno, ya que afectan directamente a las células dañándolas y evitando la generación de colágeno. Por ello es importante la ingesta de antioxidantes como la vitamina C que nos ayudarán a evitar los ataques provenientes del exterior, además de estimular la regeneración del colágeno y el estado adecuado de los tejidos.
Imagen | mi-sio
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