La alimentación en bebés y niños pequeños es clave para su desarrollo y crecimiento adecuado, por eso, cuando se habla de dietas sin alimentos de origen animal en los más peques siempre surge polémica y debate, pero ¿es saludable que bebés y niños pequeños lleven una dieta vegetariana?
Dietas vegetarianas para los peques
Siempre pensamos que las dietas vegetarianas son recomendables para la salud del organismo, pero cuando se trata de niños la visión es diferente y diversos casos de niños con problemas de salud y que llevaban dietas veganas han generado polémica sobre el tema.
El más reconocido fue el caso de Chiara, una nena de sólo dos años que debió recibir cuidados intensivos a causa de diferentes carencias y problemas de salud ocasionados por una dieta vegetariana mal controlada.
Después de ello, se conoció otro caso de un bebé de 14 meses con desnutrición grave que pesaba como un bebé de tres cuando debía al menos duplicar ese valor. En este caso, el bebé también llevaba una dieta vegana y eso ha sumado para que todos hoy en día miren con malos ojos a aquellos padres vegetarianos que deciden que sus hijos lleven igual alimentación.
Lo que debería ser sano para niños y adultos hoy es considerado perjudicial entre los más pequeños de la familia, pero ¿es todo culpa de la alimentación vegetariana? ¿qué sucede si se planifica correctamente la misma?
Una dieta vegetariana adecuada no es perjudicial para los niños
Como es de suponer, los niños no adoptan una dieta vegetariana por decisión propia, sino que a edades tan tempranas son los padres los que deciden por la alimentación de los mismos. Así, gran parte de los casos conflictivos como los que mostramos anteriormente se deben a una falta de planificación de la dieta por parte de los padres y muchas veces, escasa conciencia sobre la importancia de determinados nutrientes para el crecimiento y desarrollo.
La Asociación Americana de Dietética considera que una dieta vegetariana o vegana resulta saludable en todas las etapas de la vida y puede ayudar a prevenir enfermedades, pero siempre debe estar adecuadamente planificada y de esta forma, sólo ofrecerá ventajas en adultos y niños, incluyendo bebés.
Es claro que mientras el bebé recibe leche materna, es la madre la que debe llevar una dieta bien planificada y equilibrada para que mediante ésta, el niño reciba nutrientes clave para el crecimiento como son el omega 3, hierro, calcio, vitamina D, vitamina B12, yodo y zinc.
Cuando el niño deja de recibir leche materna es fundamental que se suplemente con vitamina B12, algo de gran importancia en todos los vegetarianos para prevenir anemias nutricionales y problemas asociados a la misma. Asimismo, se deben escoger buenas fuentes de hierro y acompañar de vitamina C para promover su adecuada absorción, por ejemplo: ofrecer papillas de lentejas u hojas verdes junto a un zumo de naranja.
Por otro lado, hay muchos alimentos vegetales ricos en calcio y podemos facilitar su absorción garantizando una buena cuota de vitamina D si a diario se expone al sol al bebé unos 15 minutos mínimo. Aunque también son frecuentes los suplementos de vitamina D y omega 3 en los niños vegetarianos, pero su administración depende de la valoración médica.
De igual forma, las proteínas son clave para un correcto crecimiento y desarrollo y las mismas, puede obtenerlas un niño pequeño complementando proteínas vegetales para obtener todos los aminoácidos que el cuerpo necesita.
Lo importante es recordar que una dieta vegetariana bien planificada en un adulto no es apta ni adecuada para bebés y niños pequeños, pues éstos tienen necesidades especiales y por ello, su alimentación merece una planificación específica.
Una alimentación omnívora merece especial atención en los primeros meses de vida y una dieta vegetariana o vegana requiere más cuidados aun porque evita grupos de alimentos con nutrientes que el cuerpo necesita para crecer y desarrollarse adecuadamente.
Como hemos dicho, una dieta vegetariana en bebés y niños pequeños puede ser muy saludable, pero siempre requiere de una adecuada planificación para ello.
Bibliografía consultada | J Am Diet Assoc. 2009 Jul;109(7):1266-82 y OFFARM, vol 24, num 5, Mayo 2005.
Imagen | iStock y Pexels