Hace unas semanas Alberto Chicote acudía como parte de su programa "¿Te lo vas a comer?" a una residencia de personas mayores para analizar los problemas de nutrición que encontraban en algunas de ellas. En esta ocasión, Chicote, acude a algunas hospitales de la sanidad pública para denunciar la nutrición deficiente que podemos encontrar en algunos de nuestros países.
Para hablar sobre la situación de la nutrición en los hospitales, hemos hablado con dos expertos en nutrición: Carlos Ríos (@carlosrioq), conocido dietista-nutricionista, creador del movimiento Realfooding, y con Gabriela Gottau (@gabygottau), licenciada en nutrición y especializada en obesidad.
La importancia de la nutrición en la recuperación médica
Una de las cosas que podemos pensar cuando hablamos de la mala alimentación en los hospitales es que, bueno, esos días que estamos allí no comemos tan bien, pero no pasa nada. La realidad es que en algunos casos la nutrición que sigamos en el hospital influye más en la recuperación médica de lo que podemos pensar.
En este sentido, Carlos Ríos nos indica: "depende de la enfermedad de la que estemos hablando, pero de forma general, la buena alimentación siempre es importante y más en personas vulnerables como es el caso de los enfermos". Gabriela, quien ha dedicado parte de su carrera laboral a trabajar en hospitales se muestra de acuerdo: "la alimentación es clave para la recuperación, ya que de los nutrientes que tenemos en el organismo dependen muchos procesos metabólicos".
Una dieta nutricionalmente deficiente no solo nos nos ayuda a recuperarnos de una enfermedad sino que puede causárnosla
Gottau va más alla: "una dieta deficiente tanto en cantidad como en calidad no solo puede no ayudar a recuperarse de enfermedades sino que pueden ser la causa de las misma". Carlos nos aclara que los menús están controlados de manera que se evitan intoxicaciones, intolerancias alimentarias o reacciones alérgicas debido a contaminación cruzada. La seguridad está asegurada, sin embargo la calidad ya es otra cosa.
Ríos señala parte del problema: "los ultraprocesados son omnipresentes en la alimentación hospitalaria. Estos productos, como galletas, zumos, carnes procesadas, dulces o precocinados, empeoran la recuperación de las llamadas enfermedades no transmisibles (ENT), como las diabetes tipo 2, la obesidad, enfermedades renales crónicas, enfermedades cardiovasculares o incluso el cáncer".
La alimentación en los hospitales públicos
Gabriela nos indica que, en general, en la sanidad se intenta ofrecer un menú que esté adaptado a las necesidad individuales de las personas. Esto quiere decir, que se tienen en cuenta alergias, intolerancias o problemas de salud que te impidan consumir algún tipo de alimento de modo que no se incluya. Además de esto, nos indica que suelen haber: "frutas, verduras, carnes rojas y blancas, lácteos y cereales". Sin embargo, la duda es si estos alimentos se dan de una forma equilibrada y saludable para nosotros.
Carlos nos señala la importancia de que en los hospitales se ofrezca una alimentación realmente saludable : "los hospitales no son bares, son centros sanitarios y tienen una responsabilidad en cuanto a la salud pública. Cualquier alimento que se venda u ofrezca dentro del hospital se le otorga un “halo” de salud, es decir, a ojos de la población se disminuye la percepción del riesgo, porque ¿cómo van a ofrecer comida insana en un sitio donde cuidan tu salud? El hospital está legitimando el consumo de ultraprocesados en el momento en el que los incluye en sus menús, ese es el mayor problema de todo esto".
Por qué los hospitales ofrecen una alimentación inadecuada
Ambos nutricionistas apuntan a aspectos similares. En palabras de Gabriela Gottau: "el mayor problema es a mi parecer que las políticas y cuestiones económicas muchas veces influyen negativamente en la selección de alimentos en un hospital". Carlos Ríos se muestra de acuerdo con esto: "hay tres razones principales por las que los ultraprocesados están en los menús hospitalarios. La primera y más importante de ellas es por razones económicas".
Según nos indica el experto: "los catering que se encargan de estos menús miran también por su negocio y, en ese sentido, los ultraprocesados son más rentables por su menor precio y mayor fecha de caducidad". Pero no solo eso, Ríos apunta a otros aspectos como la falta de concienciación y la inflavaloración de los perjuicios que pueden causar.
Carlos nos hace ver la ironía ya que, desde su punto de vista: " Aunque parezca un mayor gasto invertir en alimentos de calidad, supone un ahorro a largo plazo por evitar y prevenir estas enfermedades crónicas que tanto cuestan a las arcas públicas y tanto daño y sufrimiento provocan en la población".
El nutricionista nos señala unos cambios sencillos que se podrían realizar en los menús hospitalarios y que mejorarían la calidad nutricional que estos ofrecen: "sustituir los zumos por frutas enteras, la bollería por pan integral con aceite de oliva, los precocinados y fritos por guisos de alimentos frescos o los yogures y lácteos azucarados por naturales sin azúcar. Pequeños detalles para un hospital, pero grandes cambios para la salud pública".
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