En nuestra anterior entrada vimos cómo desde la American Diabetes Association (ADA) comenzaban a darse las primeras revisiones nutricionales que concluían en una mayor flexibilidad nutricional en cuanto a las cantidades de carbohidratos que venían siendo pautadas de modo oficial.
Hoy vamos más allá y analizamos las evidencias científicas que han concluido multitud de estudios en cuanto a dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas en pacientes con diabetes tipo 1 y tipo 2. ¿Son beneficiosas o dañinas? Os lo contamos.
Enfoque alimenticio actual para la diabetes
Desde hace décadas, las recomendaciones alimenticias para personas diabéticas vienen de la mano de una dieta exageradamente alta en hidratos (50-60%) y baja en grasas. No hace falta mas que echar un vistazo a la pirámide nutricional recomendada por la ADA para personas con diabetes.
Uno de los grandes factores de riesgo de diabetes tipo 2 es la obesidad y el sobrepeso, pero lo cierto es que ha quedado demostrado que restringir únicamente las grasas y elevar los carbohidratos no es una medida efectiva para perder el exceso de peso; como tampoco lo es para prevenir posibles complicaciones coronarias en diabéticos (estudio).
Lo cierto es que parece una clara contradicción: el diabético no tolera la glucosa, pero se le aconseja una dieta alta en HC que eleva, precisamente, los niveles de glucosa en sangre.
Curioso, ¿no creéis?
Metabolismo del cerebro
La explicación a esta contradicción, que se suele escuchar de modo oficial, es que es indispensable alcanzar esos niveles de consumo de HC en dietas diabéticas porque a pesar de su efecto "secundario", la glucosa es el único macronutriente del que se nutre nuestro cerebro, es decir, hay que comer hidratos "a punta pala" porque nuestro cerebro sólo funciona con glucosa (y por supuesto si seguimos esta pauta, en una dieta baja en HC o cetogénica los restringiríamos a límites inaceptables).
Ahora yo os planteo una pregunta: ¿de qué se nutría el cerebro de nuestros antepasados? Porque hace varias décadas no existía la insulina inyectable y las personas diabéticas basaban sus dogmas en una alimentación alta en grasas (70%) y baja en HC, y según las evidencias científicas, los resultados eran mucho más óptimos que en la actualidad.
Nuestro cerebro se adecua a una dieta restrictiva de HC a través de un cambio metabólico de glucosa a cuerpos cetónicos
De hecho, nuestro cerebro está capacitado y diseñado para adecuarse a un cambio de metabolismo normal de glucosa a metabolismo de cuerpos cetónicos (producto de las grasas), para usarlo como combustible cuando restringimos el consumo de HC.
De este modo, cuando seguimos una dieta cetogénica o baja en HC, aumentando la ingesta de grasa y adecuando la de proteínas, se reduce la cantidad de glucosa existente y se produce el cambio de metabolismo del cerebro.
Con esto quiero decir que el cerebro no sólo es capaz de nutrisirse de glucosa procedente de los HC, sino que también se alimenta y funciona a través del metabolismo de cuerpos cetónicos, resultado de una dieta baja en HC. Si no fuera de este modo ¿cómo explicaríamos la supervivencia de antepasados? ¿y la de los esquimales?
Y a ambos les funcionaba el cerebro, ¿no creéis?
Dietas bajas en HC para diabéticos tipo 2
Cada día es mayor la evidencia científica que confirma el seguimiento de dietas restrictivas en HC como medida efectiva en personas con diabetes, además de haber quedado demostrado que la pérdida de peso (objetivo fundamental en la mayoría de los casos de DM2) en personas con resistencia a la insulina se complica mucho más cuando se sigue una dieta alta en HC en lugar de alta en grasas.
El enfoque actual parece que va cambiando y muchas revistas científicas prestigiosas como la Nutrition Journal, se van haciendo eco de la necesidad de cambiar ciertos dogmas instaurados publicando lo que hoy en día son claras evidencias:
Los beneficios de la restricción de carbohidratos en la diabetes son inmediatos y están bien documentados. Las reservas sobre su eficacia o seguridad a largo plazo son conjeturas y no se sustentan en la evidencia. La restricción de carbohidrato reduce de manera fiable la glucosa en sangre, no requiere pérdida de peso (aunque es lo que más la facilita) y lleva a la reducción o eliminación de la medicación.
Infinidad de estudios que os enlazamos en las fuentes bibliográficas, han demostrado que este tipo de dietas restrictivas tienen un éxito mucho mayor en personas diabéticas que aquellas que se centran el la ingesta alta de HC y la reducción de calorías, ligándola al mismo tiempo a una mayor reducción de niveles de glucosa en sangre.
Dietas cetogénicas en pacientes de diabetes tipo 2
Para entrar en un estado de cetosis, las ingestas de HC deberían limitarse en torno a los 20-40g diarios; de este modo nuestro cuerpo tiraría de la grasa y cuerpos cetónicos como combustible en lugar de utilizar únicamente la glucosa.
Partiendo de estos datos podríamos generalizar que una dieta cetogénica incluye alrededor de un 70% de grasa y menos de un 10% de hidratos.
Todas la evidencias científicas (estudio, estudio, estudio) que han comparado la utilización de dietas cetogénicas con otro tipo de alimentación han concluido de modo similar, la dieta cetogénica además de ser segura y no dañina, es más beneficiosa que una dieta hipocalórica en pacientes con DM Tipo 2, apreciándose una clara mejoría metabólica a corto y largo plazo, además de la pérdida de peso, la disminución de las concentraciones de glucosa y de las necesidades de medicación.
Si bien es cierto que no vamos a vivir continuamente siguiendo una dieta cetogénica, sí puede ser aconsejable como terapia temporal de choque en personas con diabetes tipo 2, dentro de una dieta regular baja en carbohidratos.
Pacientes con diabetes tipo 1
Desgraciadamente en el caso de pacientes con diabetes tipo 1, estamos ante una enfermedad autoinmune no curable como en el caso de la diabetes tipo 2 y de la que aun queda mucho por evidenciar, aunque sí es cierto que ciertos estudios ya apuntan a una posible mejora a la largo plazo con seguimiento de dietas bajas en HC.
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Imágenes | iStockPhotos, ADA
Fuentes bibliográficas consultadas:
1.-Annals of Internal Medicine | Effect of Low-Carbohydrate and Low Fat Diets.| Bazzano, L. A. (2014)
2.- ncbi | A Low-Carbohydrate, ketogenic Diet versus a Low Fat Diet To Treat Obesity and Hyperlipidemia. |Yancy, W. (2004)
3.- Journals Plos Org | Reversal of Diabetic Neprhropathy by a Ketogenic Diet.| Poplawski, M. M. (2011)
4.- Organo Oficial de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición | Las dietas cetogénicas: fundamentos y eficacia para la pérdida de peso | Pérez-Guisado, J. (2008).
5.- Nutrition | Dietary carbohydrate restriction as the first approach in diabetes management: Critical review and evidence base| Feinman, R. D. (2015)
6.- ncbi | Low glycemic index, or low glycaemic load, diets for diabetes mellitus (Review) | Thomas D, E. (2009).
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