Se acerca el verano y con él se acercan las primeras preocupaciones por intentar perder parte del peso que hemos ganado en invierno y durante las fechas festivas.
En ocasiones, tanto si decidimos ponernos a dieta por nosotros mismos, como si acudimos a centros dietéticos poco adecuados, es posible que una de las recomendaciones sea eliminar los carbohidratos por completo. Sin embargo, eso no es en absoluto necesario, sino que basta con aprender a escoger los hidratos de carbono que más nos convienen.
Por qué no eliminar del todo los carbohidratos de nuestra dieta
El primer motivo es que resulta extremadamente complicado conseguir eliminar todos los hidratos de carbono de nuestra dieta. Debemos tener en cuenta que frutas, verduras, legumbres, tubérculos e, incluso, en lácteos. Por ello, evitar absolutamente todos los hidratos es una misión bastante complicada.
Una opción es reducir los hidratos al máximo posible, hasta la cetosis, pero esta puede presentar algunos efectos secundarios como mareos, o pérdida de músculo. La realidad es que una cetosis bien controlada - por profesionales - puede ser una opción adecuada. Sin embargo, si lo que queremos es simplemente perder peso, no tenemos por qué optar por esa opción. Bastará con aprender a elegir los carbohidratos que más nos convienen.
Diferentes tipos de carbohidratos
No todos los hidratos de carbono son iguales y, a la hora de escoger unos u otros es importante que tengamos estos claro.
Hidratos de carbono simples
Estos carbohidratos son los que se conocen como simples o de cadena corta. En este caso, son los que provienen de alimentos como las harinas refinadas, alimentos procesados o azúcares también refinados. Se tratan de unos hidratos de asimilación rápida que provocan, por tanto, un aumento abrupto en los niveles de glucosa en sangre.
La primera consecuencia de este aumento es que nuestro organismo recibe un chute de energía muy rápido. El problema es que es muy complicado que nuestro organismo queme toda esa energía lo suficientemente rápido, por lo que la que sobra se acaba acumulando en forma de grasa.
Hidratos de carbono complejos
Por otro lado, encontrados los hidratos complejos o de cadena larga. En este caso, nos encontramos con carbohidratos de asimilación más lenta, dado que son polisacáridos (uniones de monosacáridos) y están uniones deben deshacerse antes de poder asimilarse. En este caso, la energía que obtenemos no es tan abrupta, pero sí más constante y estable.
Esto ayuda a que podamos ir quemando la energía según la vamos obteniendo, sin que dé tanto tiempo o espacio a que se acabe acumulando en forma de grasa. Los índices glucémicos serán menores, y eso ayudará a que no sintamos debilidad, hambre, etc. con tanta facilidad como con los de cadena corta.
Aprende a elegir los carbohidratos que más te convienen
Si lo que pretendemos es cuidar nuestra alimentación - y ayudarnos a mantenernos en un peso adecuado - es especialmente recomendable que reduzcamos lo máximo que podamos el consumo de hidratos de carbono simples o de cadena corta. Esto serían los procedentes de bollerías, harinas refinadas, azúcares añadidos, almidones, féculas, etc.
Sin embargo, no hay ningún problema en consumir hidratos de cadena larga ya que vamos quemando la energía a lo largo de todo el día. Este tipo de hidratos los podemos encontrar en cereales de grano entero o integrales con el germen y el salvado.
Se encuentran también en legumbres y en frutas y verduras, que combinan los hidratos con fibra - que ayudan a asimilar los azúcares de la fructosa - y que, además nos aportan otros nutrientes adecuados para nuestro bienestar. Además, pseudocereales como la quínoa o el amaranto, y el salvado y germen de otros cereales, son opciones perfectamente válidas, que nos permitirán consumir carbohidratos sin necesidad de evitarlos por completo.
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