Y es que parece que no hay mucha duda de que en un futuro la nutrigenómica será una parte muy importante en medicina preventiva. En función de nuestro mapa genético, así debe de ser nuestra dieta. Es el culmen de la individualización dietética y el culmen de años de estudios sobre cómo optimizar la dieta.
Si hace años la mayor preocupación de la medicina eran las enfermedades infecciosas, hoy en día son las enfermedades crónicas tales como la diabetes, hipertensión y, en definitiva, el síndrome metabólico, que derivan de la obesidad, estrés, el sedentarismo y la falta de descanso.
La alimentación tiene una influencia notable en nuestra genética
Los malos hábitos hacen que ciertos genes se expresen de forma negativa y seamos más propensos a desarrollar enfermedades. Esto va en función de cada persona, de ahí que cada uno seamos más vulnerables a según que acciones.
La genética predispone, pero son nuestros hábitos diarios los que disponen la expersión de esos genes.
La genética no es algo fácil de comprender, pero por decirlo de forma simple: todos tenemos más o menos balas en nuestra pistola genética, pero serán las acciones que hagamos con frecuencia las que determinan si el arma se dispara o no.
Conforme se van desvelando detalles de nuestro mapa genético, más opciones hay de poder personalizar una dieta para prevenir ciertas enfermedades de las que podemos ser más afines. Una mutación de un gen puede determinar si los niveles de colesterol en sangre tenderán o no a ser altos. Si eso lo sabemos, podemos actuar en consecuencia de forma preventiva.
En función de nuestras características genéticas, también podremos saber en un futuro si a una persona le beneficia más una dieta alta en grasas, proteínas o hidratos de carbono, o si hay alguna vitamina o mineral que debemos tomar como suplemento. Lo mismo ocurre con ciertos alimentos, que serán más apropiados o no según la persona y sus caracteríticas genéticas.
¿Sabrá la medicina poner en práctica la nutrigenómica?
Lo importante de esta nueva ciencia es que la medicina sepa ponerla en práctica en las personas de a pie. En un futuro, si contamos con información genética de un paciente, el médico debe de disponer de conocimiento suficiente como para saber pautar una alimentación adecuada a ese paciente.
Está claro que no habrá fórmulas mágicas y toda prescripción dietética será muy individualizada, pero lo estudiado hasta ahora indica que los consejos dietéticos que se podrán dar a los pacientes serán más acertados que las simples guías dietéticas que tenemos en la actualidad, donde prácticamente se trata a todo el mundo por igual.
En mi opinión es muy importante que la Sanidad Pública se tome en serio la nutrigenómica y que no se deje en manos de empresas privadas el estudio genético para sacar conclusiones sobre el estilo de alimentación que debería tener una persona en función de sus genes.
Es decir, que no se tome como un capricho o privilegio el que haya que pagar para poder hacerse un estudio genético y conocer las características de una personas con respecto al tipo de alimentación. Esto debería de ser un derecho de todos con la intención de velar por la salud pública y prevenir enfermedades.
Si desde la misma prueba del talón cuando nacemos ya se pueden detectar por nuestro mapa genético enfermedades, posibles alergias, intolerancias...eso da mucho margen de actuación para cuidar la calidad de vida de una persona.
La medicina de familia en los centros de salud tendría muchas posibilidades en materia de prevención si la nutrigenómica se asentara en un futuro en el sistema nacional de salud. Nuestro médico sabría con certeza qué estilo de alimentación pautarnos para mejorar nuestra salud. Eso sin contar con aplicaciones o gadgets que complementen el poder aplicar estos conocimientos: recetas, listados de alimentos, diarios dietéticos...
Sin duda, la nutrigenómica es el futuro de la dietética, pero todavía hay mucha información por descifrar de nuestro mapa genético y mucho trabajo para gestionar el cómo aplicar de forma práctica esta nueva ciencia a la hora de mejorar nuestra calidad de vida.
Para acabar, os dejamos con una charla muy interesante entre Punset y José María Ordovás, uno de los padres de la nutrigenómica:
Más información | De cómo el ejercicio modifica nuestros genes para que seamos más saludables
Imágenes | Wellcome Images, Michael Stern, Jeff Eaton,
Vídeo | Atrévete a saber
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