Seguro que muchos de vosotros después de estos meses de operación bikini y de estar siempre pensando en cuidarse para estar perfecto en verano ahora se dan cuenta que mantener una dieta sana y equilibrada en esta época es de lo más complicado. A no ser que llevemos de manera más o menos estricta una dieta semanal como la que os ofrecemos, en verano las tapas, las comidas de vacaciones, helados y demás son un desequilibrio para la dieta.
Cuidar la dieta en verano
Empecemos por el desayuno, una de las comidas más importante y que primero solemos descuidar en vacaciones. Normalmente y si estamos en hotel con buffet libre solemos sustituir una rica tostada por dulces y bollería. Tampoco es que esté de más comernos un dulce por la mañana, pero no basemos el desayuno en los dulces. Leche, pan, algo de cereales y fruta deberían de estar en tu desayuno de verano, luego también podemos añadir algún dulce o capricho que no comeríamos en casa.
Las tapas son una de nuestras perdiciones dietéticas en verano. En la medida de lo posible debemos evitar el exceso de tapas basados en alimentos fritos. Tampoco debe ser frecuente sustituir la comida por irnos de tapas, ya que lo que un principio parece que es comer menos se convierte en comilones muy calóricas y a menudo con exceso de alcoho.
En verano las meriendas y la comidas de media mañana son perfectas para introducir la fruta. Ahora hay mucha variedad de fruta y apetece más por su contenido en agua y la sensación de refrescarnos que nos produce al comerlas. La fruta hecha batido, zumo natural o granizado es más atractiva, sobre todo para los niños, tener siempre una botella de zumo natural en el frigorífico es una buena idea para ese aporte de vitaminas y minerales.
En definitiva, el verano es una época de cierto descontrol con las comidas, pero que no debe suponer un problema si tenemos ciertos hábitos saludables establecidos. Tampoco va a pasar nada si durante una semana nos olvidamos de la "dieta correcta", sobre todo si seguimos haciendo deporte. El problema es que estos hábitos veraniegos vengan para quedarse y luego no los quitemos.
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