La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso que se encuentra en todo el mundo y es de las más comunes en personas de entre 20 y 30 años. No se conoce su causa ni su cura, y no en todas las personas presenta los mismos síntomas, así que no siempre es fácil de reconocer.
Aunque no es contagiosa ni mortal, la esclerosis múltiple normalmente comienza a manifestarse durante la juventud y puede resultar muy incapacitante con el tiempo, afectando gravemente a los planes de vida de la persona que la padece.
Qué es la esclerosis
La esclerosis múltiple es una enfermedad que afecta al sistema nervioso central, formado por el cerebro y la médula espinal. En las personas sanas, una sustancia llamada mielina envuelve las fibras que componen el sistema nervioso, protegiéndolas y facilitando la circulación de los impulsos eléctricos que son en definitiva las señales nerviosas.
Esto dificulta la transmisión de las señales nerviosas, que es lo que da lugar a los síntomas
En las personas que padecen EM, esa mielina se deteriora y desaparece, dejando en muchas zonas tejido dañado, cicatrizado, que es lo que se llama placas de desmielización. Esto dificulta la transmisión de las señales nerviosas, que es lo que da lugar a los síntomas. Como cada señal corresponde a una función corporal distinta, por eso los síntomas pueden ser tan variados y difíciles de asociar en principio con la esclerosis múltiple.
Los tipos de esclerosis
No todos los enfermos de esclerosis la padecen igual, y por eso se identifican varios tipos de EM diferentes.
Esclerosis remitente-recurrente
Es la forma de EM más frecuente: afecta al 80% de los pacientes. En las primeras fases, aunque las lesiones en el sistema nervioso ya se están produciendo, no hay síntomas. Los brotes aparecen de repente y son imprevisibles: aparecen síntomas que duran algunos días y semanas y luego desaparecen de nuevo hasta el siguiente brote.
Esclerosis progresiva secundaria
Cuando la situación de discapacidad persiste o empeora entre dos brotes de una EM remitente-recurrente se considera que estamos ya ante una EM secundaria progresiva, una forma más avanzada que desarrollan entre el 30 y el 50% de las personas que padecen la forma remitente-recurrente. Suele ocurrir entre los 35 y los 45 años, y se caracteriza por una progresión continua, sin brotes pero sin remisiones.
Esclerosis progresiva primaria
Es poco frecuente, y se caracteriza porque en ningún momento hay brotes, sino que la enfermedad comienza de partida con un empeoramiento lento pero constante de los síntomas, sin periodos de remisión y solo con mejorías leves y pasajeras.
Esclerosis progresiva recidivante
Es una forma atípica en la que existe una progresión constante desde el principio, pero también hay brotes claros. En los periodos entre brotes, la enfermedad sigue empeorando.
Causas de la esclerosis múltiple
La EM es una enfermedad autoinmune en la que las defensas del organismo se vuelven contra él, en este caso, atacando y destruyendo la mielina. Pero no se sabe qué es lo que causa ese ataque.
Sí se sabe que no es una enfermedad hereditaria, pero sí podría haber cierta predisposición genética combinada con determinados factores ambientales.
Los síntomas de la esclerosis
Como ya hemos explicado antes, los síntomas de la EM son muy variados, dependen de cada caso concreto y evolucionan según la zona dañada del cerebro en cada paciente, pero se pueden sacar algunos patrones comunes.
Los síntomas de la EM son muy variados, dependen de cada caso concreto y evolucionan según la zona dañada del cerebro en cada paciente
En los pacientes con esclerosis remitente-recurrente, los síntomas aparecen en brotes, y pueden consistir en pérdida de fuerza muscular y destreza, visión borrosa o doble, pérdida de visión en un ojo, adormecimiento u hormigueo, dolor y problemas de equilibrio.
En el caso de la esclerosis progresiva primaria, la aparición de los síntomas ocurre poco a poco, especialmente los que afectan a la movilidad y la fuerza motora. A medida que la enfermedad avanza, aparecen otros síntomas especialmente relacionados con el sistema nervioso como espasmos, rigidez en los músculos, problemas de memoria, sexuales o de concentración e incontinencia urinaria.
¿Cómo se cura la esclerosis?
Actualmente no existe una cura para la esclerosis, aunque las investigaciones avanzan imparables para encontrarla. Lo que sí existen son tratamientos para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Hay cada vez más fármacos que reducen el número y la severidad de los brotes así retrasan la aparición de la discapacidad neurológica a largo plazo.
Además, algunos cambios en el estilo de vida parecen tener una influencia positiva en el avance de la enfermedad. Según un estudio reciente, el ayuno intermitente ayuda a reducir los síntomas de la esclerosis múltiple, ya que favorecería la destrucción de las células dañadas y la generación de otras nuevas.
El ejercicio físico, por su parte, ha sido protagonista de desacuerdos entre la comunidad médica, que temía por un lado que el aumento de la temperatura corporal con la actividad empeorase los síntomas, y por otro que esto aumentase la fatiga que a menudo sienten los pacientes de EM. A día de hoy, según un informe que recoge la asociación Esclerosis Múltiple España, se considera que si la actividad está adaptada a las condiciones de los pacientes, no hay riesgo en hacer ejercicio, y que de hecho puede ser beneficioso para mejorar muchos síntomas relacionados con el sedentarismo y la falta de movimiento.
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