¿Has salido a correr por la montaña y has vuelto con las zapatillas llenas de barro? ¿O simplemente quieres mantener tus zapatillas limpìas para prolongar su vida útil? Te contamos los pasos a seguir para que tus zapatillas queden limpias y relucientes como el primer día que las sacaste a pasear.
Antes de nada: ¡no las metas en la lavadora! Las zapatillas de running, si es que las tienes aprecio, hay que lavarlas a mano. Si las metes en la lavadora corres el riesgo de que el calor y los golpes las estropeen. Lavar las zapatillas a mano no toma mucho tiempo y te asegurarás de que quedan bien en pocos minutos.
Lo primero que tenemos que hacer es sacar las plantillas y los cordones: estos elementos sí que podemos meterlos en la lavadora sin peligro. Los cordones es mejor si los metemos dentro de una bolsa especial para lavadoras para que no se enganchen o cuelen por los agujeros del tambor.
Lo siguiente es intentar quitar el máximo de barro y piedrecillas de la suela de las zapatillas antes de lavarlas. Si utilizamos un calzado con mucho dibujo en la suela es probable que por las ranuras se hayan colado pequeñas piedras o barro que se pueden quitar con un pequeño punzón con punta roma.
Tenemos que tener preparado un barreño con agua fría y jabón neutro en el que sumergiremos las zapatillas una vez "descargadas" las suelas. Lo ideal para limpiarlas es frotar suavemente con un cepillo de dientes o de uñas, o con una esponja de red de plástico. Vamos frotando parte por parte de la zapatilla sin dejarnos nada.
Por último, hay que dejarlas secar al aire y a la sombra, lejos de las fuentes de calor que las puedan deformar, incluida la luz solar directa. Podemos dejarlas colgadas de las lengüetas en la cuerda que usemos para tender. También podemos colocar papel de periódico por dentro de la zapatilla para que absorba la humedad.
¡Y listo! Ya tenemos las zapatillas listas para que nos duren muchos kilómetros más.
Imagen | Pixabay
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