Con el ritmo de vida que llevamos, es normal que estemos todos un poco estresados. Además de la carga habitual de trabajo, el estar todo el día conectados al móvil y al ordenador nos resta tiempo para realizar otras actividades o incluso para cumplir con nuestras responsabilidades – uno de los mayores detonantes a la hora de provocar el estrés.
Para ayudar a mitigar la tensión, tanto mental como corporal, y hacer frente a esas situaciones de estrés o ansiedad que nos impiden conciliar el sueño o que provocan que nos despertemos durante la noche, lo mejor es aprender a controlar de forma adecuada nuestra respiración.
Conocer nuestra respiración
Por la noche, nuestra respiración se vuelve menos profunda y más lenta, y se absorbe menos oxígeno. Cuando uno intenta mantenerse despierto para acabar un trabajo o ver terminar una película en la televisión obliga a su cerebro a mantenerse alerta produciéndose entonces una serie de bostezos ininterrumpidos. El bostezo es una bocanada de oxígeno.
Cuando el contenido de oxígeno en la sangre desciende, nuestro encéfalo emite un reflejo que obliga a los músculos del diafragma a contraerse. La musculatura facial también recibe la orden de abrir la boca para inhalar el máximo volumen de aire. Esta respiración profunda disminuye la presión en la caja torácica, lo que provoca que el corazón aspire más sangre y la bombee, una vez enriquecida con el oxígeno, hacia el cerebro.
El tema del control de la respiración es muy importante para relajarse, conciliar el sueño y descansar bien. Por eso resulta fundamental conocer nuestra respiración y ser concientes de ella, para saber guiarla.
Consejos para controlar la respiración
Para aprender a controlar la respiración existen varios ejercicios. Es más sencillo consiste en aspirar por la nariz contando lentamente hasta 6, contener la respiración durante unos 8 segundos, y expeler el aire contando hasta 8. Conviene repetir el ejercicio durante 10 minutos, sin mover el cuerpo.
Para concentrarse del todo, otro ejercicio aconseja colocarse con la espalda apoyada en el suelo, con las rodillas dobladas. Es muy importante que toda la columna esté en contacto con el suelo. Luego, hay que colocar una mano sobre el torax, y otras sobre la parte inferior del abdomen. Para predisponer el cuerpo a un estado de relajación y concentración hay que suspirar un par de veces. Luego, aspirar por la nariz notando como se hincha el abdomen. Hay que retener el aire 5 segundos, y comenzar a soltarlo por la boca como si se soplara suavemente. Hay que repetir este ciclo respiratorio durante 10 minutos.
Aprender a respirar bien influye de forma decisiva en nuestro estado físico y mental, aliviando el estrés, calmando nuestra mente y proporcionando una sensación de bienestar que induzca a un sueño profundo y reparador. No es complicado, sólo hace falta un poco de práctica. La clave para una buena respiración es hacerlo de forma lenta, profunda, relajada y silenciosamente.
Fotos | Relaxing Music, Ekke, Mary-Lynn
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