Los momentos previos a apagar la luz para dormir, suelen resultar silenciosos, íntimos y agradables. Como sí nos hubiesen quitado todas las obligaciones del día y libres de cargas nos encontráramos sin ningún tipo de presión. Por este motivo, cuando no estamos excesivamente cansados, muchos de nosotros y por puro placer entregamos unos minutos a releer o preparar un escrito, repasar algún conocimiento o leer un buen libro.
Por puro placer y descanso
Sí os gusta la lectura, ya sabéis que es uno de los placeres más grandes que hay en la vida, comparable a muy pocos. Leer tiene la capacidad de relajar y otorgar grandes beneficios a quien lo disfruta. Elegir
una lectura gratificante y placentera reconforta y nos exige cierto grado de concentración que nos libera de problemas o cuestiones externas, haciendo olvidar los avatares de un largo día y favoreciendo la desconexión con el entorno exterior. Es capaz de evadir nuestra mente, de hacernos vivir en otras épocas o lugares y de hacernos participar de otras psicologías, vivencias y puntos de vista, lo que nos hace ampliar nuestras miras y replantearnos muchas actitudes.
Leer constituye uno de los relajantes más poderosos que existen. Se trata de una actividad para la que se requiere un entorno tranquilo; cualquier postura indicada para practicar la lectura, ya incita al relax. La atención que requiere es agradable y sana puesto que nos otorga la capacidad de elección. Entre la cantidad de épocas, autores o géneros, es esta elección la que nos hace tener una obra en nuestras manos; apreciar, valorar y disfrutar su contenido. Por ello, no se debe olvidar que el nexo de unión entre un libro elegido y nosotros, ha de ser el deleite.
La elección depende de gustos o aficiones, aunque cuando se trata de una pausa antes de dormir sería recomendable no elegir obras literarias que requieran un gran esfuerzo intelectual, porque como para todo, existen momentos para cada lectura. Es un buen momento para decantarse por lecturas fáciles y ligeras que ayuden a disfrutar en las últimas horas del día.
Para amar la literatura hay que disfrutarla y cuando un libro no gusta, hay que saber apartarlo; eso no significa que un día no se retome, pero la lectura por placer ha de ser libre. Forzarla puede hacer confundir el significado de leer y provocar un rechazo hacia el futuro. Un libro que por circunstancias no os guste hoy, os puede encantar mañana, dado que la empatía y el momento cuentan a la hora de recibir los mensajes o de sentir. El sentido de esto es amar la literatura y obtener sus beneficios, que son disfrutar, aprender y vivir. El placer del encuentro con ese libro, que calma y enriquece el espíritu y genera el tono para un gran descanso.
Grandes beneficios
Leer antes de dormir es una rutina que elimina el estrés, la ansiedad y angustia al permitir sumergirnos en otros ámbitos. Desarrolla la memoria, aleja las preocupaciones, mejora nuestra capacidad intelectual, ejercita la concentración en una sola actividad, lo que activa nuestro sistema neuronal. Una buena selección de lecturas nos enriquece intelectual y espiritualmente. Despierta el interés por asuntos desconocidos, nos mantiene intelectualmente activos y nos hace tomar interés por cuestiones alejadas de nuestra vida cotidiana, despertando nuestra curiosidad y aprendizaje. Además ordenamos ideas e interrelacionamos conceptos, constituyendo un gran tónico y estímulo para el cerebro por lo que previene el Alzheimer, las enfermedades neurodegenerativas y la pérdida de memoria ¿No os apetece leer un ratito esta noche, antes de dormir?
Imágenes | slightly everything, Arria Belli.
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