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Levántate siempre a la misma hora, hayas dormido o no

Levántate siempre a la misma hora, hayas dormido o no
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Todos hemos trasnochado o tenido insomnio alguna vez y sabemos que la mañana siguiente no es una de las mejores. Frente a ello existen dos tendencias que, generalmente, atienden a dos tipos de carácter. La primera es continuar con nuestra disciplina y levantarnos a la misma hora de todos los días y la segunda opción (siempre que se tenga ocasión) es la de levantarse más tarde para intentar contrarrestar las horas perdidas de sueño.

Sin embargo, y pese a parecer la

más fácil, esta ultima solución, a muchos puede llegar a costarnos un gran esfuerzo, dado que tenemos una costumbre adquirida: la de despertar a la misma hora de siempre. Cuando se lleva una vida con horarios ordenados, despertar más tarde de lo habitual tras una mala noche no resulta sencillo y en caso de conseguirlo puede llegar a producirnos un desajuste físico.

La costumbre

Lo anterior, no sólo depende de la voluntad, en muchos casos, para lograr dormir más por la mañana debe existir un serio propósito, puesto que por mucho que este en nuestro ánimo, a veces parece imposible: nos despertamos de "manera automática" y pese a estar cansados, y ser conscientes de no haber dormido como otros días, nos parece muy difícil darnos la vuelta en la cama y volver a conciliar el sueño. Todo ello nos genera un pequeño problema: sabemos que tendríamos que dormir más pero no podemos. A primera vista todo esto podría parecer una victoria del cuerpo sobre la razón, y sin embargo, son causas internas muy arraigadas las que nos empujan a tener esta reacción.

A medida que cumplimos años, pase lo que pase, la gran mayoría nos despertamos si no a la hora exacta, sí aproximadamente a la misma hora, el motivo es el hábito, nuestro ritmo biológico, nuestro cuerpo ha aprendido. Desacostumbrarlo puede producir un desajuste; de ahí, que nos encontremos mal cuando alteramos nuestro ritmo con un cambio de horario producido por un viaje. En ocasiones y sí el viaje es corto no logramos crear el nuevo hábito al horario diferente y volvemos a casa sin haber logrado dormir esos días todo lo debido.

John Christian Fjellestad

Es bueno que tengamos una rutina de orden adquirida, tanto en el ámbito del descanso, alimentación como el resto de facetas. Todo ello marca unas pautas que nos ayudan a mantener una armonía física y psíquica. Se trata de estabilizar el cuerpo y la mente. De esta manera el cuerpo tiene unas pautas de conducta, "sabe a que atenerse" y eso produce estabilidad. Lo contrario acarrea desajustes, desequilibrio y malestar.

Una vez que estamos "educados" nos resistimos a perder nuestras costumbres, llegando, en ocasiones, a mandar más que nuestra propia voluntad. Por tanto, y cuando estas pautas son buenas, no conviene ir contra ellas. Si nuestra vida es ordenada es como resultado de muchos años de "trabajo" en los que hemos llegado a averiguar que es mejor para nosotros. A esto hay que añadir las diferentes fases del sueño que sin duda regulan nuestros ciclos de dormir, estar despiertos y el equilibrio entre ellos. Es importante acostarse y levantarse a la misma hora para lograr este equilibrio.

Educar nuestro cuerpo

La importancia de la disciplina es una cuestión importante a la hora de hablar de sueño. Existen psicólogos que opinan que cuando existe un desajuste de sueño somos nosotros mismos los que podemos arreglarlo. La solución propuesta es acostarnos siempre a la misma hora, y acontezca lo que acontezca durante la noche (insomnio hacia el principio mitad o amanecer), levantarnos en cuanto despertemos. La noche siguiente, por muy cansados que estemos, no debemos acostarnos hasta la hora marcada.

Los ritmos biológicos terminan por ajustarse (el orden educa el sueño). Después de unos días practicando este sistema, encontraréis que vuestros patrones de sueño siguen un ritmo más natural. Si un día dormís poco, deberéis aguantar al día siguiente hasta la noche y recuperaréis el orden progresivamente, es cuestión practicarlo de 15 a 20 días.

Es saludable acostarse y despertarse todos los días a la misma hora, incluso durante los fines de semana. Esto ayudará a que el cuerpo adquiera un ritmo de sueño y será más fácil quedarse dormido y levantarse por la mañana. Cuando suene el despertador, ¡despierta y levantate!, sin pensar. Todos necesitamos unas costumbres para mantener un equilibrio sano. La cuestión es saber que es más beneficioso, sí ceder a nuestro deseo o educar a nuestro cuerpo y mantenernos en un estado óptimo.

Imágenes | the bridge, John Christian Fjellestad

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