En una consulta de fisioterapia, se ven muchos fallos habituales que repercuten en los buenos resultados del tratamiento y, por tanto, en la buena recuperación del paciente.
Por ello te invito a conocer algunos errores frecuentes que se cometen al acudir al fisioterapeuta, con la ventaja de que la mayoría tienen fácil solución. No te los pierdas.
Acudir exigiendo técnicas concretas
Es frecuente que haya técnicas que se ponen de moda, por uno u otro motivo; ya sea el ejercicio tipo Pilates, técnicas como el kinesiotaping o la punción seca, hay personas que acuden al fisioterapeuta pidiendo una técnica o técnicas concretas para tratar su lesión. Esto es un error, pues no tiene mucho sentido aplicar una técnica sin conocer exactamente a qué se debe el problema. Las técnicas son herramientas que funcionan cuando se usan bien, pero no son útiles de verdad si se emplean sin razonamiento ni valoración.
Acudir con prisa
Somos capaces de esperar horas o días para acceder a un concierto o estreno de cine, o a esperar el turno para pedir en la barra de un bar en un local lleno de gente, pero hay quien va con prisas al fisioterapeuta. Quieren todo rápido, ya, sin dar tiempo para pensar, valorar, reevaluar, aplicar el tratamiento de la manera adecuada e intercambiar información entre fisioterapeuta y paciente.
Quedarse únicamente con el tratamiento pasivo
Masaje, movilizaciones pasivas, manipulaciones, punción, vendaje... Hay muchas técnicas de fisioterapia que no necesitan la participación activa del paciente, pero esta es sólo una parte del tratamiento. Para el mejor resultado, el paciente debe implicarse activamente, y el fisioterapeuta dar pautas de ejercicio y consejos de cuidados para la vida diaria para que este pueda aplicarlos en casa y en su vida cotidiana.
No dar importancia al diagnóstico fisioterapéutico
Muy relacionado con lo que ya hemos hablado, y lo que hemos contado también en otras ocasiones: el diagnóstico fisioterapéutico junto con la valoración y reevaluación es lo que permite conocer qué problemas hay y establecer un programa de tratamiento, estableciendo objetivos realistas, consensuados y medibles.
Si te duele la espalda y sólo vas a que te den un masaje, o te pinchen, o te pongan tiras de colores, sin analizar de dónde viene el problema y cómo se puede abordar, no es probable que la recuperación sea buena ni duradera.
Falta de higiene personal
Bueno, había que decirlo, y es que, cuando pregunto a colegas por errores que les gustaría modificar en sus sesiones con los pacientes, siempre aparece (en serio o en broma) el tema de la higiene personal... Y es que un tratamiento sanitario requiere siempre de que tanto el profesional como el paciente estén debidamente aseados.
No acudir a un profesional
La fisioterapia solo puede ejercerla un fisioterapeuta titulado y colegiado, pues es el profesional sanitario habilitado para realizar valoración y tratamientos físicos basados en manipulaciones, movilizaciones, agentes físicos (frío, calor, electricidad...) y ejercicio terapéutico.
Acudir a otros profesionales no habilitados, o incluso a personal que no sea sanitario, desde luego que no nos da ninguna garantía ni seguridad.
No seguir las indicaciones recibidas
Si te dicen que no hagas ejercicio y que debes reposar para recuperarte de tu lesión de músculo o tendón ¿por qué te vas a correr?
Si te dicen que hagas ejercicio para aliviar tu dolor de rodillas o espalda ¿por qué no te levantas del sofá?
En el tratamiento de fisioterapia, los objetivos deben ser consensuados: fisio y paciente deben trabajar para conseguir lo mismo, y deben comunicarse para que las pautas a seguir sean por el interés común. Por ello es básico que, si acudes a un buen profesional sanitario, sigas sus indicaciones y consejos, y preguntes aquello con lo que no estés de acuerdo. Esto es mejor que saltarte las indicaciones sin decir nada ¿no te parece?
Y vosotros ¿habéis acudido a sesiones de fisioterapia? ¿Habéis cometido alguno de estos errores?
Este artículo fue originalmente publicado por Miguel López Pareja en abril de 2016 y ha sido revisado para su republicación.
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