Una de las operaciones más demandadas en la actualidad y desde hace unos años es la cirugía láser ocular. Esta operación se utiliza para corregir los defectos de la vista (la mayoría de las veces se trata la miopía, pero también puede mejorar la hipermetropía y el astigmatismo) a través de una operación con láser de baja potencia.
Os explicamos, en primera persona, en qué consiste la cirugía, cómo es el pre y el post operatorio y lo que necesitáis saber para decidir si la cirugía láser ocular es o no para vosotros.
Lo que que debes saber antes de la operación
Lo primero que debemos hacer es acudir a nuestro médico oculista, que es quien debe asegurarnos si somos aptos para la operación. La cirugía láser ocular puede hacerse a partir de los 18 años, pero generalmente se recomienda esperar hasta avanzada la década de los veinte para que la graduación de nuestros ojos se haya estabilizado.
La miopía puede operarse hasta las 10 o 12 dioptrías, la hipermetropía hasta las 5 dioptrías, y el astigmatismo no cuenta con límites, siempre dependiendo de cada caso y de cada paciente.
La cirugía láser ocular está contraindicada en mujeres embarazadas o en período de lactancia, ya que durante el embarazo la graduación puede sufrir algunos cambios. Tampoco pueden someterse a este tipo de cirugía los pacientes que estén tomando ciertos medicamentos con los que puede haber interacción.
¿En qué consiste la cirugía ocular con láser?
En la cirugía ocular con láser básicamente lo que se hace es eliminar el "error de refracción" del ojo, causado por una diferencia entre la curvatura de la córnea y la longitud del ojo, que es lo que impide que veamos con claridad.
Para ello durante la operación se levanta una fina capa de la córnea, que se denomina flap (si os imagináis el globo ocular, es como si levantaran una "rodajita" de la parte superior), se remodela con el láser la zona de la córnea para adaptarla y conseguir una mejor visión, y luego se vuelve a colocar el flap en su sitio.
El flap se crea actualmente con un láser de femtosegundos y queda siempre unido al resto del ojo por un lado, formando una especie de bisagra. Una vez que se ha remodelado la córnea con el láser, se "cierra" de nuevo el flap, que no necesita de suturas, sino que se adhiere de forma natural.
La experiencia de operarse con cirugía láser ocular
Yo me operé para quitarme la miopía hace ya tres años (usaba gafas y lentillas anteriormente) y la verdad es que estoy muy contenta con el resultado. Se trata de una operación muy rápida con un post operatorio muy sencillo y que no requiere ingreso: podemos reincorporarnos a nuestra vida habitual en unas horas.
Como preparación para la operación, una vez que nos han considerado aptos, lo único que es necesario es usar gafas en lugar de lentillas unas semanas antes para que no se modifique la flora bacteriana del ojo ni la graduación que tenemos de forma natural.
Unos minutos antes de comenzar la operación se aplican en los ojos unas gotas de anestesia local, pero durante la operación somos conscientes de todo lo que ocurre. Una vez preparados entramos en una sala oscura donde nos tumbamos en una camilla y nos inmovilizan la cabeza y los párpados para proceder a la cirugía.
Los equipos de láser trabajan con un dispositivo eye tracker que sigue todos los movimientos del ojo pra una mayor seguridad
Una de las preguntas más frecuentes de las personas que van a operarse es si es posible que nuestro ojo se mueva durante la operación, suponiendo así algún peligro. Esto no es posible ya que los equipos de cirugía láser ocular cuentan con un dispositivo eye tracker que sigue la posición de nuestro ojo para evitar cualquier problema. Lo único que nos pedirán es que miremos a una luz o un punto fijo lo más quietos posible.
La operación es muy rápida y totalmente indolora: en mi caso, me operé los dos ojos y no tardaron más de 10 o 15 minutos con cada uno. Lo único que se siente es quizás un poco de calor en la zona afectada, pero en ningún caso dolor.
Una vez terminada la operación, nos llevarán a una sala de descanso con luz tenue y, pasado un tiempo prudencial podemos irnos a casa por nuestro propio pie. Es aconsejable llevar gafas de sol al salir a la calle porque tendremos una mayor sensibilidad a la luz, y si os puede acompañar alguien para sentiros más seguros, mejor.
¿Cómo es el post operatorio?
La primera parte del post operatorio serían las horas siguientes a la intervención. No es doloroso, pero sí es bastante molesto, o al menos así fue en mi caso. La sensación es la de tener metido algo en el ojo (pero es importante que no nos los frotemos): notaba un poco de picor y, sobre todo, sensibilidad a la luz. Me operaron a primera hora de la tarde, y hasta la noche no pude, por ejemplo, ver la televisión porque me molestaba. Las horas posteriores a la operación es mejor que las dediquemos al descanso.
Podemos reincorporarnos a nuestra vida habitual el día siguiente a la operación sin ningún problema
El día después de la operación nos podemos reincorporar perfectamente a nuestra vida habitual, ya sin lentillas ni gafas, claro. Solamente deberemos aplicarnos colirios y lágrimas artificiales para humedecer los ojos cuando nos los prescriba nuestro oculista. La visión se estabiliza a las pocas semanas de habernos operado.
Posteriormente se realizan diversas revisiones (generalmente hasta un año después de la intervención) para que nuestro oculista controle la evolución de la operación y valore si es necesario algún retoque (se da en un porcentaje bajísimo de los casos).
Es importante que no nos frotemos los ojos durante las semanas posteriores a la operación para evitar una mala cicatrización de la cornea. Tampoco se aconseja el uso de maquillaje, la práctica de la natación o de los deportes de contacto en las semanas posteriores a la cirugía.
Posibles riesgos y efectos secundarios
Como en toda operación quirúrgica a la que nos sometamos, existen una serie de riesgos de los que debemos ser conscientes sobre los que nuestro oculista nos informará antes de la operación.
Sobre los efectos secundarios, es frecuente sufrir de una mayor sensibilidad a la luz, que podemos solucionar con el uso de gafas de sol, una mayor sequedad en el ojo (por lo que se recomienda la aplicación de lágrimas artificiales si es necesario) o la presencia de halos en el ojo (cierta distorsión visual cuando hay luces brillantes en ambientes oscuros). Yo sí he notado que la luz fuerte o brillante me molesta algo más que antes y que el ojo está algo más seco (menos que cuando llevaba las lentillas puestas mucho tiempo).
Personalmente, la cirugía láser ocular ha sido un cambio a mejor para mí: en ambientes de gimnasio, trabajando mucho tiempo delante del ordenador o incluso conduciendo la moto las lentillas terminaban por ser un engorro. La sensación de levantarte de la cama el primer día y ver perfectamente, para alguien que ha necesitado gafas toda su vida, es indescriptible, como magia.
Recordad que lo más importante si estáis interesados en este tipo de cirugía es consultar siempre con vuestro oculista para que valore vuestro caso y os confirme que sois aptos para ella.
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