Muchas veces hemos oído sobre deportistas que se retiran de la práctica debido a lesiones de meniscos y entonces nos preguntamos acerca de la importancia que estos tienen en el desempeño de las actividades deportivas.
En primer lugar precisaremos qué son los meniscos y su función. Los meniscos son dos estructuras cartilaginosas en forma de medialuna emplazados en el interior de la rodilla, que permiten la transmisión del esfuerzo entre el fémur y la tibia. Además de esto, son los estabilizadores de la rodilla y distribuyen el líquido sinovial a través de la misma. Deben resistir una gran carga de compresión.
Cómo ocurren las lesiones en los meniscos
Ahora veamos cómo ocurre una lesión en los meniscos. Las lesiones se dan generalmente durante los movimientos de rotación del cuerpo, con el pie fijo al suelo, lo cual ocurre muy frecuentemente en un juego de baloncesto o fútbol, también en las prácticas de karate o en los lanzamientos de patada circular con un pie apoyado del Tae Bo.
Esta lesión consiste en el daño o ruptura de una o ambas estructuras y suele provocar un dolor agudo y repentino en la rodilla, junto con una inflamación progresiva que dificulta el movimiento. Cuando la lesión se torna crónica, se mantiene el dolor, pero el síntoma característico es el bloqueo de la rodilla, que se siente como si estuviera trancada.
Hay factores que pueden predisponer para dicha lesión, como la deficiencia constitucional de la rodilla, obesidad, ineficiencia muscular, laxitud ligamentosa, rodilla en valgo o varo. Como siempre decimos, el mejor remedio es la prevención y todos estos elementos pueden ser tratados antes de que ocurra una lesión, si se descubren a tiempo
Los diferentes tratamientos reparadores para los meniscos
No existe un único tratamiento para las lesiones de meniscos, sino que tenemos una variedad de opciones de acuerdo al tipo de lesión, edad del paciente, lesiones asociadas, nivel de actividad, cronicidad de los síntomas. Dicha variedad incluye: tratamiento conservador, reparación meniscal, meniscectomía parcial.
También debemos saber que no todas las lesiones de meniscos producen síntomas. Algunas pueden llegar a sanar espontáneamente si el paciente es joven, es lo que ocurre con las rupturas longitudinales de menos de 10 mm. Esta recuperación natural no se da en pacientes ancianos, en quienes la perspectiva de recuperación es mucho menos alentadora.
En otro tipo de lesiones, el tratamiento depende de la duración de los síntomas, como es el caso de los desgarros de espesor parcial y los desgarros estables, donde no se requiere por lo general de una intervención quirúrgica, pero si los síntomas no desaparecen pasados tres meses, se hace necesaria una intervención.
En este caso, la cirugía tendrá como objetivo la conservación de la mayor cantidad de tejido meniscal, para que la rodilla pueda distribuir las cargas apropiadamente. La mayoría de las reparaciones meniscales se deben a rupturas de ligamento cruzado anterior. En el caso de la meniscectomía parcial artroscópica permite una recuperación rápida y un retorno de la función. Esta cirugía cuenta con buenos resultados en el 80-95% de los pacientes jóvenes. Con los pacientes mayores, las expectativas disminuyen bastante.
Cómo lograr una reparación de meniscos exitosa
Para que la cirugía de reparación meniscal sea exitosa debemos tomar una serie de factores en cuenta, pues depende de la estabilidad de la rodilla, del paciente, su edad y sus características físicas, el tipo de actividad que desempeña, del suministro vascular apropiado.
Paradójicamente, las lesiones más complejas no son apropiadas para la reparación quirúrgica. Además debemos afrontar el hecho de que lamentablemente, no todas las lesiones meniscales tienen una recuperación total, muchas veces las secuelas de las mismas pueden disminuir sustancialmente la movilidad de la rodilla, lo cual, en el caso de un deportista significa el fin de su práctica.
En el caso de lesiones con derrame, el mismo se eliminará mediante la aplicación de hielo o crioterapia durante las primeras 24 o 36 horas. A continuación se aplicará termoterapia que puede ser con aplicación de rayos infrarrojos u otros métodos. No es aconsejable el uso de vendas para facilitar la desinflamación, pero se debe evitar que la articulación soporte peso.
En el caso de los deportistas, apenas se logre reducir la lesión, se debe comenzar un programa de rehabilitación con ejercicios que excluyan las flexiones excesivas de rodilla. En una primera instancia, los ejercicios se centrarán en el fortalecimiento de los cuádriceps, con ejercicios de resistencia progresiva, que aumentan de acuerdo al aumento de la fuerza en la zona. En segundo término se realizarán ejercicios estáticos para fijar el músculo. En este caso se evita el movimiento de la articulación.
En todos los casos, el tipo de ejercicio varía de acuerdo al tipo de lesión y al grado de recuperación del paciente. Así que nada de ansiedades y a consultar con el médico, que es el único calificado para indicarnos el tipo de ejercicio que podemos practicar.
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