Tanto para prepararse para una actividad deportiva de cierta intensidad como para tratarse y recuperarse de lesiones y problemas derivados del ejercicio, existen diversas pruebas y exploraciones que son bastante habituales.
Vamos a repasar algunas de las pruebas médicas más frecuentes para deportistas. Analizaremos tanto pruebas de imagen como exploraciones y otro tipo de pruebas que actúan para llevar al diagnóstico o realizar el tratamiento de un problema derivado de la actividad deportiva, tanto por profesionales médicos como otros titulados sanitarios:
Exploración física y pruebas manuales
La exploración física consiste en valorar la zona afectada para detectar el problema, ya sea para realizar prevención o buscando un diagnóstico (que puede ser médico, fisioterápico, de podología o del profesional sanitario que corresponda).
La exploración física necesita de unos datos y una información previa sobre el problema, por lo que el diálogo entre el deportista (paciente) y el profesional sanitario es de vital importancia. Después de recabar datos e información relevante y realizar la exploración física, existen pruebas manuales que sirven para diagnosticar.
En algunos casos son tremendamente efectivas, y pueden servir por sí solas para dar un diagnóstico bastante acertado. Por ejemplo, las reglas de Ottawa para tobillo y pie funcionan para descartar lesiones óseas. Son unas pruebas tan buenas que evitan el uso de otras técnicas, como la radiografía.
Otras pruebas se utilizan para identificar músculos lesionados, detectar si el menisco está afectado, si la lesión afecta a ligamentos o a otras estructuras...
Radiografía: todo un clásico
La radiografía (imagen de cabecera) es una prueba bien conocida. Lleva mucho tiempo siendo muy útil para descartar o confirmar lesiones que afecten a huesos, aunque también se utiliza para otro tipo de lesiones y enfermedades. En el caso de los deportistas, son frecuentes lesiones como fracturas, fisuras, fracturas por estrés...
Es una prueba en la que se reciben radiaciones , por lo que se debe elegir con cuidado si es necesario realizar la prueba o no, unido, claro, a que también tiene un coste económico. Por ello no siempre hay que acudir a esta prueba "por si acaso".
Si hay otras pruebas más simples pero eficaces que puedan llevar al diagnósntico (como hemos mencionado en el apartado anterior sobre exploración y pruebas manuales), se deben evitar pruebas que resulten innecesarias.
Ecografía
Es una prueba que emplea ondas que atraviesan los diferentes tejidos, mostrando una imagen con diferentes matices, según la zona explorada, la profundidad, cómo el profesional mueva el cabezal para realizar la exploración... Es una prueba que no supone ninguna radiación o problema para la persona, por eso se utiliza en niños o embarazadas sin ningún inconveniente.
Es muy útil porque permite que el profesional que la realiza pueda irse moviendo hasta encontrar lo que busca, sea una lesión ósea, muscular, de menisco, de ligamento, un tumor... En deportistas se suele utilizar para confirmar lesiones de estructuras relativamente profundas. Se puede observar también puntos gatillo, la contracción de los músculos (para valorar su estado) o incluso el movimiento de los nervios periféricos...
En fisioterapia se emplea, por ejemplo, para valorar regiones y comprobar el efecto de los tratamientos, o para localizar zonas sobre las que actuar, por lo que es útil el uso de ecografía en el diagnóstico fisioterápico y para planificar el tratamiento.
Resonancia nuclear magnética
Esta prueba utiliza ondas de radio y un potente campo magnético para obtener datos que el ordenador interpreta para formar imágenes de una región del interior del cuerpo humano. Tiene la ventaja de que también resulta inocua para quien la recibe, aunque, por el campo magnético, el paciente no puede portar objetos metálicos, por lo que debe informar si se llevan marcapasos, placas o clavos quirúrgicos de alguna operación...
En el deporte es útil para obtener información sobre columna (por ejemplo, para detectar hernias discales), hombro, caderas, rodillas... También sirve para explorar órganos, por lo que es una prueba bastante potente.
Prueba de esfuerzo
Esta prueba se va conociendo cada vez más porque en algunas pruebas deportivas han empezado a pedirla para poder competir. Sirve para valorar la condición física del deportista, sometiéndolo a un esfuerzo importante, durante el cual se monitorizan diversos parámetros para obtener información útil.
En Vitónica os hemos contado qué es y para qué sirve una prueba de esfuerzo y también cómo se vive una prueba de esfuerzo en primera persona. Os recomiendo esas lecturas para conocer más sobre esta prueba muy frecuente en la valoración de deportistas profesionales, y cada vez más conocida por los no profesionales.
Artroscopia
Es una prueba invasiva, pues requiere acceder a la articulación mediante unas incisiones por las que se introduce el instrumental y una cámara para poder visualizar el interior de la articulación.
Al ser tan invasiva, es una prueba que se emplea cuando ya se sabe que hay una lesión que necesita operación quirúrgica. Mediante la artroscopia, se confirma el diagnóstico, se explora la zona y se solucionan problemas que puedan observarse y que no habían aparecido claramente en otras pruebas.
Podéis más sobre esta prueba en el post que le dedicamos a la artroscopia como prueba de diagnóstico y tratamiento. En deportistas, es el tratamiento para una de las lesiones más frecuentes: las de rodilla (ligamentos, menisco...). También se suele emplear en lesiones de hombro.
Con este resumen esperamos haber aclarado algunas dudas, pues no todo el mundo que hace deporte tiene conocimiento de las características y objetivos de estas pruebas. ¿Os habéis tenido que hacer alguna de las descritas por una lesión deportiva? Contadnos en los comentarios.
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