Las lesiones de ligamentos, especialmente en el caso de los de las rodillas, son, por desgracia, frecuentes en varios deportes. Por ello vamos a hacer un repaso de medidas preventivas y de tratamiento en caso de lesión o rotura de los ligamentos de la rodilla, ya sean los laterales o los cruzados.
Prevención de lesiones de ligamentos
Hasta cierto punto, se puede realizar una preparación que trate de reducir el riesgo de lesión. Conocer el mecanismo de lesión ayuda a programar entrenamiento para evitarlo.
En el caso de la rodilla, son mecanismos típicos el giro de la rodilla con el pie fijo en el suelo. Suele ocurrir en cambios bruscos de dirección, en los que el cuerpo gira, y la rodilla, pero el pie permanece quieto.
También pueden ocurrir lesiones porque la rodilla se doble "hacia donde no debe". Los ligamentos estabilizan la rodilla. Si la amplitud del movimiento es demasiado amplia, esto puede dañar los ligamentos, y otras estructuras.
Evitar estos giros bruscos y gestos demasiado amplios reducirá lesiones, aunque no siempre podemos controlar estas situaciones. Por ello es necesario una preparación, a nivel muscular, de coordinación y de entrenamiento propioceptivo, para que el cuerpo, los músculos, las articulaciones, estén preparadas para responder a estos estímulos y mantenerse firmes.
La prevención consiste en una buena preparación
Recuperarse de una lesión, ya sea después de tratamiento quirúrgico o conservador (sin operación), no consiste simplemente en volver a caminar o hacer actividades cotidianas "más o menos sin dolor" y con cierta normalidad.
Para la vuelta a la actividad física, a deportes o entrenamientos exigentes, es necesario un programa específico de ejercicio para:
- Potenciar la musculatura, detectando si hay desequilibrios musculares y corrigiéndolos. Una musculatura potente ayuda a dar estabilidad a las articulaciones, y evita que los ligamentos tengan que realizar demasiado esfuerzo realizando esa tarea de dar estabilidad. Ejercicios analíticos y otros funcionales ayudarán a que todos los grupos musculares trabajen adecuadamente.
- Entrenamiento de tipo propioceptivo: Planos inclinados, superficies inestables, desequilibrios, con ojos cerrados... Es un entrenamiento que ejercita la capacidad del organismo de anticipar y responder ante eventos bruscos, rápidos y que necesiten adaptación de varios sistemas musculares y articulares. Recordemos algunos ejemplos de entrenamiento de tipo propioceptivo.
- Corregir la técnica. Una mala técnica puede, por repetición, provocar problemas que pueden derivar en una lesión.
- Evitar el mecanismo lesional. Conocer cómo se puede producir esa lesión para entrenar mecanismos que eviten gestos, posiciones o esfuerzos que actúen como favorecedores de la lesión. El entrenamiento ayuda a aprender a realizarlo de forma activa. Si se necesita una ayuda extra, existen vendajes funcionales y otros sistemas que pueden ayudar a mantener la mejora.
Por lo tanto, para prevenir o para mejorar una lesión de ligamentos en nuestro día a día es importante tener presente que no es algo menor, y que debemos acudir a profesionales y realizar el tratamiento adecuado para garantizar poder realizar actividad deportiva con menos riesgo de lesión o recaída.
¿O alguien piensa que los deportistas profesionales se operan, se recuperan y vuelven a entrenar, sin prepararse concienzudamente para ello a diario?
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