Desde hace tiempo, todas las mañanas complemento mi desayuno con una pieza de kiwi. Me gusta su sabor, pero también me resulta muy sencillo hacer la compra y saber que tengo que contar con una unidad para cada día. Así que, lo que empezó como un truco para aumentar mi consumo de fruta, se ha convertido en un hábito. Además, me aporta múltiples beneficios ¿Quieres conocerlos?
Ganando en salud
90 mg para los hombres adultos y 75 mg para las mujeres es la dosis diaria recomendada de vitamina C. Comiendo un kiwi al día, nos aseguraremos de tener cubierta esa cantidad. Es más, la variedad Zespri SunGold (de color amarillo) contiene 161,3 mg por cada 100 gramos de kiwi, por lo que triplica la cantidad que podemos encontrar de esta vitamina en cítricos como las naranjas o las mandarinas.
Como es sabido, la vitamina C es esencial para asimilar bien todos los nutrientes de los alimentos. Y mucho más: mejora la absorción del hierro presente en las proteínas de origen vegetal, ayuda a fortalecer el sistema inmune, actúa como antioxidante, protegiendo a las células del daño causado por los radicales libres, y estimula la producción de colágeno, reforzando nuestros huesos y articulaciones, y evitando así posibles lesiones al hacer deporte.
Además, gracias a su alto contenido en fibra, 3 gramos por cada 100 de Zespri Green (el verde de toda la vida) y 1,4 gramos por cada 100 de la variedad de SunGold, el kiwi facilita el tránsito intestinal. Asimimo, la actinidina, una enzima natural que solo encontramos en esta fruta, también es clave para tener un proceso digestivo saludable, evitando la sensación de pesadez.
Una revisión científica realizada por la Universidad de Massey (Nueva Zelanda) y publicada en la revista Advances in Food and Nutrition Reasearch, confirmó estas propiedades de la actinidina y su capacidad para ayudar a descomponer de forma más rápida y eficaz las proteínas que ingerimos de otros alimentos.
Se nota por fuera
Comer un kiwi al día no solo es bueno para la salud, las consecuencias también se notan por fuera, ya que, al aumentar la producción de colágeno (gracias a su alto contenido en vitamina C), la elasticidad de la piel también aumenta, evitando la formación de arrugas prematuras.
Igual sucede con el vientre, que luce más plano, debido a una mayor ingesta de fibra y a su bajo contenido calórico. También contiene potasio, que equilibra los efectos del sodio y favorece la eliminación de líquidos; y vitamina E, que activa la circulación y posee propiedades antioxidantes y rejuvenecedoras.
Piel bonita y cuerpo en forma… pero todavía hay más.
Sabor, comodidad y vitalidad
El kiwi le añade sabor a mis desayunos: dulce y tropical, cuando es amarillo; o refrescante y ligeramente ácido, cuando elijo el verde.
Sabor, pero también energía. Y es que la vitamina C reduce el cansancio, disminuye la sensación de fatiga y nos hace sentirnos más activos y vitales. ¡Mucho mejor que el café! Y no solo es una apreciación, sino que un estudio realizado por la Universidad de Otago, Christchurch (UOC), en Nueva Zelanda, publicado en el Journal Nutritional Science, ha determinado que consumir dos kiwis al día mejora el estado de ánimo e incrementa la energía física y mental. Justo lo que le pedimos a un buen desayuno ¿verdad?
Por todas estas razones, yo seguiré disfrutando de un kiwi al día. No tengo más que partirlo por la mitad e introducir la cuchara, como si se tratara de un postre, y la piel se separa de la pulpa muy fácilmente. Alternando las dos variedades, me aseguro mi dosis diaria de fibra y vitaminas, y además no me aburro, ya que combinan bien con todo. ¿Lo habéis probado ya?
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