¿A quién no le gusta una buena pizza casera elaborada con ingredientes de calidad? Y es que la pizza es uno de los platos preferidos por muchos, sin importar la edad o el estilo de vida de cada uno. Gracias a que es un plato que acepta muchísimas modificaciones casi podríamos decir que puede existir una pizza perfecta para cada persona, incluidos aquellos que quieren cuidarse y llevar una alimentación saludable.
Tradicionalmente se ha identificado la pizza con la comida basura, pero podemos modificar este rico plato para convertirlo en una comida saludable que tenga cabida en nuestra dieta de forma más o menos habitual. A continuación podéis encontrar una serie de consejos que nos ayudan a hacer de la pizza un plato muy sano e igualmente delicioso.
Comenzamos por elegir una base de pizza más sana
Uno de los "peros" que podemos ponerle a la pizza y que puede convertirla en un plato poco saludable es el uso de harinas refinadas en la base. Y es que la base de una pizza normal es básicamente eso: harina refinada, aceite, levadura, sal y agua.
Sin embargo, podemos modificarla de tal forma que sea más sana pero igual de sabrosa. Toma nota de estos dos reemplazos para conseguir una base de pizza saludable:
Base de pizza casera usando harinas integrales: para obtener una masa de pizza casera un poco más saludable que la tradicional podemos mezclar la misma cantidad de harina integral que de harina normal. Por un lado, tomamos una media taza de agua y la mezclamos con aceite y sal. Por otro lado mezclamos las harinas con un poco de levadura de cerveza: tomamos un par de cucharadas de esta mezcla y añadimos media taza de agua tibia para realizar una masa que dejaremos reposar media hora. Una vez reposada, mezclamos esta masa fermentada, las harinas y el agua con aceite en un recipiente para amasarlo. Lo dejamos reposar al menos dos horas y ya tenemos nuestra masa casera lista para trabajar sobre ella.
Base de pizza de coliflor: en este enlace de Directo al Paladar nos explican muy bien cómo hacer la masa de coliflor para la pizza. Básicamente trituramos la coliflor hasta que quede una textura granulada, la mezclamos con un huevo, almendra molida, hierbas provenzales (al gusto) y sal y trabajamos la masa para dejarla finita. Tras esto, solo hay que meterla al horno unos 20 minutos para conseguir una masa de pizza sin harinas.
Elige alimentos en lugar de productos
A la hora de escoger los toppings que vamos a colocar encima de la base de la pizza, lo mejor es optar por alimentos en lugar de productos, y si son hechos en casa, mucho mejor.
La salsa de tomate: uno de los elementos estrella en la pizza es el tomate: podemos optar por una salsa de tomate casera que hagamos nosotros mismos. Solo necesitamos lavar, pelar y rallar los tomates y ponerlos a cocer; añadimos al gusto albahaca, orégano y unos ajos pasados por la sartén con un poco de sal y aceite y vamos removiendo a fuego medio hasta que tenga una consistencia espesa.
El queso: otro de los ingredientes que no puede faltar en nuestra pizza es el queso. Conviene elegir un queso fresco o tierno frente a los quesos más curados, que contienen una mayor cantidad de grasas y un mayor aporte calórico. Aun así, la porción de queso que utilicemos en nuestra pizza no va a ser demasiado grande, de modo que podemos utilizar el que más nos guste o el que se adapte mejor al sabor que estamos buscando. La mozzarella fresca es siempre una buena opción para integrar en la pizza.
Las verduras y las hortalizas son las reinas de las pizzas saludables: escoge verduras frescas y de buena calidad para colocar sobre la masa de la pizza, que mantengan su sabor en el horno. Los pimientos rojos o verdes, los champiñones, la berenjena, la cebolla e incluso el brócoli pueden formar parte de una pizza saludable. No olvides las aceitunas negras cortadas en finas lonchitas para darle un toque de sabor.
Carnes y pescados para aportar proteína: pechuga de pollo, pechuga de pavo, atún, caballa, langostinos... Todas son buenas opciones para incluir en nuestra pizza y nos pueden ayudar a huir de los clásicos embutidos que se suelen colocar sobre la base. Para darle más sabor puedes dejarlos macerando en una salsa casera antes de incluirlos en la pizza: esto también nos ayudará a prescindir de otras salsas más calóricas.
Al salir del horno, verduras y aceite de oliva: cuando la pizza ya esté lista para servir, coloca siempre una botella de aceite de oliva cerca para poder aliñar con un chorrito, y también puedes colocar algún topping más como unas hojas de albahaca o unos frutos secos.
Con estos pequeños tips puedes conseguir pizzas mucho más saludables que las que solemos pedir por teléfono y además puedes hacerlas a tu gusto. Perfectas para acompañar una noche de cine en las noches de verano.
Imágenes | istock, Directo al Paladar
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