Famoso así por sus siglas en inglés, High Intensity Interval Training (HIIT), es un entrenamiento corto pero intenso, utilizado por muchos deportistas para mejorar su rendimiento y quemar más grasa.
Son periodos repetidos de ejercicio de alta intensidad, intercalados por periodos de baja intensidad o reposo total. La ventaja de este método es que, a lo largo de la sesión, puedes acumular más minutos de trabajo duro, en comparación a entrenamientos más largos pero de ritmo constante.
Tomando en cuenta que los ejercicios HIIT son muy exigentes, debemos estar bien alimentados para rendir como es debido y sin excedernos para evitar sentir pesadez. Te daremos algunas recomendaciones para antes, durante y después a este tipo de entrenamiento.
¡Hora de anotarte un HIIT!
Te daremos algunas recomendaciones para antes, durante y después a este tipo de entrenamiento:
Nunca debes ir en ayunas: La forma de energía más rápida para nuestro cuerpo son los hidratos de carbono, o mejor conocidos como carbohidratos o azúcares. Prefiere los que son de lenta absorción para que después no te vaya a dar el bajón. Algunos ejemplos de lo que puedes consumir:
- Un plátano o una manzana con un puño de almendras.
- Una rebanada de pan tostado con crema de maní.
- Un puño de arándanos con nueces.
- Una barrita de amaranto.
- Un trozo de camote cocido con miel.
Hidrátate: A pesar de que el HIIT es un entrenamiento corto, la intensidad no te impide sudar, por eso es importante consumir agua o una bebida para deportistas durante la sesión, al menos cada 15 minutos. Si no estás acostumbrado te costará trabajo, pero mantener estables tus niveles de líquidos en el cuerpo es clave para un buen rendimiento.
- Antes del ejercicio: puedes tomar de un vaso de agua, café o té.
- Durante el entrenamiento: 100-200 mL cada 10-15 minutos.
- Al terminar: con 500 mL de agua debería ser suficiente, si tienes más sed, quiere decir que no te hidrataste bien.
- Los líquidos deben estar a temperatura ambiente, ya que si son muy fríos pueden ocasionar malestares en el estómago.
Al terminar el entrenamiento
Después del ejercicio, el músculo necesita energía para recuperarse, por eso en cuanto tú terminas, abre la ventana, y lo que comas en ese momento lo aprovechará para recargar combustible. Lo malo es que esta ventana es más efectiva en los primeros 15 minutos luego de terminar el ejercicio: si no comes nada en ese momento, la ventana se cerrará y no te recuperarás al 100%. Además, lo más probable es que en el transcurso del día te sientas cansado, con sueño, y con ganas de comer mucha azúcar (por falta de carbohidratos después del entrenamiento).
Lo mejor es consumir hidratos de carbono y proteínas después del ejercicio. Aquí algunos ejemplos de lo que puedes consumir:
- Sándwich de pan blanco con dos rebanadas jamón o media lata de atún.
- Licuado con leche de soya, una taza de fresas o un plátano y miel.
- Un huevo cocido con dos rebanadas de pan tostado.
- Un batido de proteínas, puede ser de las de polvo, o casero.
Hay gimnasios que ofrecen planes de entrenamiento como GRIT diseñados por expertos capacitado para instruir y supervisar una disciplina como esta (un ejemplo sería Sports World). Ahora que ya sabes cómo debe ser la alimentación para una rutina de trabajo tan exigente como esta, no queda más que ponerse manos a la obra. Acércate con un especialista en nutrición para armar una dieta más adaptada a tus requerimientos y ¡a darle!