Esta gran historia de superación, que seguramente todos conoceréis pues ya la hemos tratado otras veces, empezó cuando hace 53 años unos médicos dijeron a Dick Hoyt que su hijo estaría en estado vegetal toda la vida y sólo iba a ser un lastre en sus vidas.
A la familia Hoyt se negaron a obedecer a los médicos y hoy en día su gran historia es uno de los relatos de superación más admirables que ha protagonizado el ser humano, Dick y Rick Hoyt, padre e hijo han participado juntos en más de 1.000 carreras.
La gran historia de superación
Es en 1962 cuando nace Rick Hoyt, cuando el cordón umbilical se le enrolló en el cuello, provocando falta de oxígeno y por ende una parálisis cerebral. Fue cuando los médicos aventuraron que Rick quedaría en estado vegetativo el resto de su vida.
Pero su padre Dick y a su madre Judy, desoyeron a los doctores y comenzaron una carrera de obstáculos para proporcionarle a Rick una vida como la de cualquier otro niño. “Los médicos nos dijeron que desistiéramos, que Rick nunca se desarrollaría”, dice el padre en este vídeo que cubre la cabecera de nuestro post.
Sus padres lucharon desde un principio y en 1975 consiguieron que su hijo fuera admitido en la escuela pública de Boston, justo un después de que unos científicos (que haríamos sin la informática) de la Universidad de Tuft desarrollaron un ordenador con el que Rick podía expresarse libremente.
Sus primeras palabras fueron “¡Vamos Bruins!” (Bruins es el equipo de hockey de Boston que ese año disputaba las finales de la Stanley Cup) lo cual dejo ver la pasión que tenía el muchacho por el deporte. Sin duda sería un Vitónico más.
Pregunta a pregunta
Un compañero de clase de Rick sufrió un accidente jugando a Lacrosse que le dejó paralítico, y el colegio organizó una carrera benéfica para recaudar fondos. Rick le preguntó a su padre que por aquel entonces contaba con 37 años: “¿Papá, correrías conmigo una carrera de cinco millas?”.
Su padre, que nunca había antes había corrido, acepto y realizó la carrera empujando a su hijo en una silla de ruedas hasta cruzar la meta junto al último clasificado. Tras la carrera Rick le dijo a su padre que “no se había sentido un discapacitado”, lo cual le hizo a su padre muy feliz.
Cada vez participaron en más carrera hasta que un día el hijo volvió a preguntar: “¿Papá, correrías un maratón conmigo?”, así que en 1981 padre e hijo formaban en la línea de salida de su primer Maratón de Boston, hoy en día ya llevan 31 realizados, ahí es nada.
El espíritu de superación del Hoyt Team (que así se llaman hoy en día) no conocía límites, así que ahí llego una nueva pregunta: “¿Papá, correrías un triatlón conmigo?”, y ya podemos imaginar lo que pasó tras la pregunta. El padre tuvo que aprender a nadar y volver a montar en bicicleta, algo que no hacía desde los seis años.
Logro a logro
Desde entonces, cuando toca nadar, Rick está en una pequeña y pesada balsa. Si Dick pedalea, su hijo viaja sujeto en un asiento colocado en el frontal de la bicicleta y en el momento de correr el padre empuja una silla de ruedas en la que su hijo siente la libertad como cualquier otro deportista.
Y ya van más de 1.000 carreras juntos: 241 triatlones, 6 Iron Man y más de 70 maratones son sólo algunas de sus cifras, y aunque padre e hijo cuenten con 75 y 53 años respectivamente en su página web acaban su presentación con un "Ni Dick ni Rick están listos para retirarse todavía", su lema es "Sí, ¡tú puedes!"
Esta parece la historia de un simple hombre sin límites gracias a su motivación, gracias al amor por su hijo, sólo con el fin de proporcionarle una mejor vida a su hijo, pero en realidad es la historia de un héroe, de un ejemplo, de un modelo a seguir por otros padres, a seguir por cualquiera que se pone excusas para no conseguir son retos.
Video | Youtube babyspapas
Imagen | Web Team Hoyt
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