Pero lo primero de todo es consultar con tú médico, porque ningún embarazo es lo mismo y cada uno tiene sus características particulares. En un principio el embarazo no es un impedimento para hacerse sedentario, todo lo contrario, el ejercicio físico tiene muchos beneficios en este estado fisiológico, eso sí, habrá que tener ciertas consideraciones en cuenta.
La actividad física es una buena manera de prepararse para el momento del parto. En este estado las orientaciones básicas para ejercitarse se basan en un trabajo aeróbico de bajo impacto, ejercicios de fuerza (o contra resistencia) de baja intensidad y actividades fluidas y suaves como el yoga o pilates.
Aún así, en un estado tan delicado conviene resaltar puntos importantes sobre la actividad física a tener en cuenta:
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Por supuesto lo primero es consultar al médico sobre todos los aspectos a considerar en el ejercicio basándose en nuestro caso particular.
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El control de la frecuencia cardíaca es importante para saber en todo momento la intensidad con la que trabajamos. Se recomienda no superar las 130 pulsaciones por minuto, es decir, un trabajo aeróbico muy suave que no sobrecargue el sistema cardiovascular, ya que el futuro bebé también participa y necesita del sistema cardiovascular de la madre.
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Si se realizan series de ejercicios, como puede ser en sesiones de fuerza, aumentar el tiempo de descanso entre serie y serie, así se evita que se vaya acumulando fatiga y nos aseguramos que el empezar una serie se está totalmente recuperado.
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No abusar o limitar mucho los ejercicios de fuerza si los datos de tensión arterial son elevados.
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Debido al peso extra en la zona baja de la espalda, hay que ser muy cuidadosos al seleccionar los ejercicios que afecten a esta zona. Lo ideal es probar varios y quedarnos con aquellos con los que nos sintamos más cómodos.
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La presencia de agua debe de ser constante en toda la sesión, pequeños sorbos de agua cada 10 minutos evitarán cualquier grado de deshidratación o necesidad hídrica.
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Ser conscientes de la respiración, inspirar por la nariz suavemente y espirar por la boca, no reteniendo el aire (maniobra de Valsalva) en los ejercicios contra resistencia, ya que esto hará aumentar la tensión arterial.
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Realizar los ejercicios de forma suave y fluida, hay que evitar movimientos bruscos o muy intensos.
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Respetar los descansos después de las comidas porque la sangre es necesaria para el proceso de digestión.
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No es tan importante la cantidad de entrenamiento, sino la calidad con el que se realice.
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Y por último, no olvide seguir con la rutina una vez concluido el parto (unos días después, claro está), así este periodo se hará más llevadero y conllevará una mejor y más completa recuperación.
Por tanto no hay que alarmarse cuando veamos a una embarazada realizar ejercicio físico, esto es bueno para ella y el bebé, ya que se estimula el tránsito sanguíneo y aporta numerosos beneficios. Y por supuesto, siempre, consulte con su médico, no diseñe un plan de actividad por su cuenta y sin contar con los expertos.
Vía | Consejos de salud En Vitónica | Adelgazar tras el embarazo