Las cosas son buenas o malas... ¿Por lo que son o por el uso que hacemos de las mismas? Pues eso mismo deberíamos pensar cuando hablamos de las grasas. Así como parece algo menos que veneno por los problemas que conlleva el abuso de las mismas es un error igual de grave prescindir de ellas.
Y es que nos refererimos a que ciertas grasas contienen una serie de elementos básicos para el correcto funcionamiento del organismo (como varias vitaminas). Además, resulta importantísimo el consumo de ácidos grasos esenciales, necesarios para la sintetización de hormonas anabólicas del propio cuerpo o la hormona de crecimiento de la que tanto hemos hablado.
Por último, recordar que es muy importante el consumo de grasas para la creación en enzimas y membranas celulares e incluso para la actividad cerebral. Aunque eso sí: Debemos diferenciar seriamente entre los ácidos grasos poliinsaturados (los más beneficiosos, recordad los ácidos Omega-3) y los que pueden resultar perjudiciales y de riesgo para las patologías cardiovasculares que conocemos, las grasas saturadas (suelen ser habituales por origen animal) y transgénicas.
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