Llevo ya vistas unas cuantas entradas en la sección Vitónica Respuestas en las que se pregunta qué alimentos engordan y qué alimentos adelgazan. En realidad no hay alimentos que engorden o adelgacen por ellos mismos: el efecto de pérdida o ganancia de peso lo lograremos globalmente con toda nuestra alimentación diaria y nuestro estilo de vida.
Antes de nada deberíamos mentalizarnos de que los alimentos en sí no engordan, sino que nutren. Nos aportan energía y nutrientes, sean estos cuales sean. Unos alimentos aportan más calorías que otros a igual cantidad, pero no engordan por sí solos: ese mito lo hemos creado nosotros.
El pan engorda. El huevo frito engorda. La pasta engorda. Pues depende, pero así en abstracto (sin cantidades, sin saber con qué lo acompañamos, sin saber cuál es el resto de la alimentación y hábitos de vida) no se puede decir que un alimento engorde: más bien el que engordas (o adelgazas) eres tú. Y engordas o adelgazas a consecuencia de las elecciones que realizas.
El total diario de calorías de nuestra dieta determinará si subimos o bajamos de peso, pero también hay otras cosas a tener en cuenta, como la calidad de lo que comemos y lo que nos aporta cada alimento. Como he dicho en otras ocasiones, realizar elecciones inteligentes nos permitirá comer de todo (en su justa medida) y mantenernos sanos.
Nuestra dieta es uno de los factores de vida sana que podemos controlar nosotros mismos y, paradójicamente, uno de los que menos cuidamos: desde la compra en el mercado hasta el momento de servir los alimentos en la mesa, nuestras elecciones en cuanto a los alimentos y la comida condicionarán nuestra calidad de vida. Merece la pena pararse un momento a reflexionar antes de comprar, cocinar o comer.
¿Se puede convertir un alimento "sano" en uno "menos sano"? Claro que sí: basta con cambiar la forma de preparación del mismo. Tomemos como ejemplo la patata (en principio es "sano" y nos da un buen aporte de carbohidratos, importantes para los deportistas). Veamos las diferencias de calorías según el método de preparación, por 100 gramos de alimento:
Si tienes una patata en la mano es tu elección cómo vas a consumirla: puedes cocerla o puedes freírla en la sartén. La diferencia no son sólo las calorías: la cantidad de grasas saturadas asciende desmesuradamente, de 0,026 gramos en los 100 gramos de patata cocida a los 2,3 gramos en las patatas fritas en la sartén.
Llevar una alimentación sana, variada y equilibrada no consiste en eliminar alimentos de nuestra lista de la compra porque "engorden": consiste en realizar elecciones adecuadas en nuestro día a día.
Como siempre: alimentación consciente y elecciones inteligentes a la hora de comprar, cocinar y comer.
Imagen | Thinkstock
En Vitónica | Por qué las dietas no funcionan y qué es el "mindful eating"
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