Siempre se recomienda ingerir al menos cinco raciones de frutas y verduras cada día y si son frescas y con piel mucho mejor. Sin embargo, si no sometemos a cocción ni pelamos las hortalizas podemos necesitar mayor cuidado al momento de su higiene, pues es su piel la que más se expone a contacto con patógenos. Te mostramos cómo tienes que lavar las frutas y verduras antes de comerlas, por tu seguridad.
Para evitar enfermedades transmitidas por alimentos, todas las frutas, verduras y setas deben ser adecuadamente higienizadas previo a su consumo y a continuación dejamos algunas claves para lograrlo.
Para tener en cuenta antes de comenzar
Aunque podríamos pensar que es una tarea muy compleja de realizar, el lavado y la limpieza general de frutas y verduras no requiere mucho esfuerzo, sólo tener en cuenta algunos aspectos importantes.
Por ejemplo, es fundamental saber que no podemos lavar en cualquier agua nuestros alimentos frescos, sino que debe ser agua potable o apta para beber. Esto significa que el agua de la lluvia o el agua que retiramos de una piscina no es útil para estos fines.
Por otro lado, siempre previo al lavado y limpieza de nuestras frutas y verduras debemos limpiar el área donde realizaremos dicha tarea. Asimismo, es muy importante higienizar el recipiente en el cual vamos a colocar los alimentos una vez limpios, así como los utensilios que usaremos para cortarlas o quitar impurezas y también, nuestras manos que siempre deben ser lavadas antes de comenzar a manipular alimentos y posterior a ello para prevenir todo tipo de infecciones o enfermedades según recomendaciones de la FDA.
Ahora sí, con utensilios, manos y superficies de cocina limpia y agua potable, comenzamos a higienizar nuestras frutas y verduras para poder consumirlas con total seguridad.
Cómo lavar frutas y hortalizas
En líneas generales el lavado de estos ingredientes conlleva los mismos pasos, aunque en algunos ejemplares con características específicas detallaremos las particularidades del proceso.
Por norma todas las piezas de frutas y verduras deben ser lavadas bajo el grifo de agua corriente sin jabón o detergentes pues sus restos podrían quedar en los alimentos y su seguridad no es garantizada por la FDA como señala una publicación del año 2007, siempre antes de ser peladas o de retirar sus tallos, por ejemplo en manzanas y tomates. Sin embargo, en el caso del coliflor o el brócoli, es necesario remover primero las hojas y tallos (si no los utilizaremos) para poder higienizar bien las flores después.
En ejemplares de piel gruesa o surcada
En piezas de patata, melón, pepino, naranja, o tubérculos y raíces varias como la zanahoria, la chirivía, el nabo, la remolacha u otros, cuya piel es más gruesa y porosa o incluso, puede tener surcos, se recomienda higienizar bajo el chorro de agua con ayuda de un cepillo que nos ayude a eliminar todo tipo de impurezas que nuestras manos con su frotación no alcanzan a quitar.
En este caso también es importante pelar después de lavar si vamos a retirar su piel y de lo contrario, podemos cocinar los vegetales y consumirlos así como tal, con su piel limpia y cepillada.
Para secar las piezas y así reducir su humedad se recomienda usar toallas de papel desechables de manera de no trasladar a las mismas posibles microorganismos que existan en otras toallas de cocina ya usadas.
Piezas de tamaño reducido
Si queremos lavar frambuesas, arándanos, fresas, uvas u otras frutas o verduras de escaso tamaño como pueden ser habas o guisantes frescos, debemos proceder a su higiene bajo el grifo de agua potable pero para facilitar el proceso podemos usar un colador.
Colocando todas las piezas de tamaño reducido en el colador y dejando caer el agua mientras frotamos con nuestras manos cada una de las piezas podremos higienizar estos alimentos. Se recomienda repetir esta acción al menos dos veces.
Una vez lavadas secamos con toallas de papel desechables dando pequeños golpes sobre cada pieza para no estropear su consistencia y textura.
Verduras de hoja
Las verduras de hoja son uno de los alimentos más complejos de limpiar e higienizar dado que deberíamos lavar hoja por hoja muchísimas veces.
En este caso, se recomienda antes de comenzar la higiene retirar las hojas y tallos superficiales y usar las que no estaban expuestas o en la superficie.
En un bol lleno de agua potable vamos colocando cada hoja que pasa por el grifo de agua y allí podemos dejarlas en remojo unos cinco minutos para que los restos de tierra, pequeños insectos y otras impurezas se "aflojen" y se despeguen de las hojas. Este proceso debería repetirse al menos tres veces.
Podemos usar para el remojo un chorro de vinagre o unas cucharaditas de sal que ayudarán a matar posibles microorganismos patógenos, aunque este añadido podría afectar el sabor e incluso la textura, de las hojas remojadas.
A diferencia de los casos anteriores, se recomienda secar las hojas en escurridor para no estropear las mismas con el secado manual como aconsejan expertos de la Universidad de California.
En setas y hongos
Para higienizar setas y hongos, que también requieren de lavado pero se estropean fácilmente bajo el grifo de agua y ante el frote de nuestras manos, podemos usar un rociador de agua y toallas de papel limpias o bien, un trapo limpio y húmedo para quitar impurezas.
De lo contrario, podemos reducir el flujo de agua bajo el grifo para lavar estos alimentos con mayor suavidad y que no se deshidraten ni magullen durante el proceso de higiene. Siempre en este caso es importante secar con toalla de papel antes de reservar o refrigerar.
Si quieres garantizar total seguridad al momento de consumir frutas y verduras crudas, así debes lavarlas para quitar adecuadamente impurezas y posibles patógenos de los mismos, siendo fundamental saber que aun los alimentos orgánicos o cultivados en casa requieren ser lavados, ya que aunque no tengan pesticidas pueden tener tierra contaminada con desechos o heces de animales.
Imagen | Pixabay y Unsplash
Ver 1 comentarios