Dentro de las carnes blancas más consumidas se encuentra el pollo, que muchos acostumbran a ingerir con su piel bien dorada y crujiente, mientras que por el contrario hay quienes retiran por completo la misma antes de cocinarlo por cuestiones de salud. Te mostramos si es buena idea comer la piel del pollo y lo que dice la ciencia al respecto.
Piel de pollo: ¿saludable o no?
La piel del pollo concentra una gran cantidad de grasas y por lo tanto, si buscamos un plato magro y con menos calorías retirar la misma puede resultar de gran ayuda. Sin embargo, los expertos de Harvard han evaluado su consumo y al respecto señalan que nada malo puede sucedernos si la ingerimos.
Por el contrario, en la piel de pollo se encuentran grasas ante todo insaturadas beneficiosas para nuestro organismo, y su consumo puede contribuir al sabor y la palatabilidad de la carne de pollo.
Es decir que si bien al ingerir la piel del pollo podemos sumar una mayor cantidad de calorías, también podemos ahorrarnos la fritura del pollo o el empanizado, que incorpora otros nutrientes de escasa calidad para el organismo; y al mismo tiempo, incorporamos grasas saludables.
Asimismo, cocinar el pollo con su piel puede favorecer la humedad de la carne y concentrar los sabores de la misma, ayudándonos a lograr un plato sabroso y no por ello menos sano o perjudicial para la salud.
La ciencia ha hablado, y aunque lo dejamos a criterio y gusto de cada consumidor, consumir la piel del pollo, sin abusar de la misma, pueden no ser tan malo como pensamos.
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