El café dejó de ser el malo de la película hace ya bastante tiempo, no nos cansamos de decirlo. Como ocurre con todo, la moderación ha de tenerse delicadamente en cuenta, por supuesto. Pero esto no le resta beneficios.
Beneficios en salud que, en muchas ocasiones, se manifiestan claramente con una cuestión: el café se asocia con un menor riesgo de mortalidad. Esta medición, un tanto general, es una medida clara que ayuda a comprender el compendio de cosas buenas que tiene esta bebida, aunque lo hace de manera poco concisa. ¿Qué café es el mejor? ¿Todos valen? ¿Todos tienen beneficios? Vamos a verlo.
¿Qué tiene de bueno el café?
Según los análisis más recientes, el consumo de café se asocia a una menor tasa de mortalidad. Los bebedores de café, muestran estudios como este, o este, ambos realizados en países distintos pero con un largo historial de estudios que avalan los resultados a los que llegan sus autores. Es más, dichos resultados son consistentes con otro sinfín de beneficios encontrados en el café.
Entre dichos beneficios están una menor tendencia a padecer diabetes (curiosamente, hasta en un 30%, lo que es una cifra bastante interesante), enfermedades cardiovasculares, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple o incluso cáncer... Toda esta relación con la salud cada día está más comprendida, aunque todavía quedan muchas piezas en este enorme puzle. Por el momento, sabemos que entre todos estos efectos se encuentra escondida la consecuencia de una menor mortalidad entre los consumidores de café.
¿A qué se deben todos estos beneficios? Según parece, existen numerosas sustancias antioxidantes en el café. También se ha comprobado un efecto antiinflamatorio y hasta antitumoral, por no hablar del antimicrobiano, debido a los alcaloides y fenoles, así como el ácido cafeínico y otros compuestos propios de la planta y el grano.
¿Esto vale con todos los tipos de café? Una realidad manifiesta es que las concentraciones de dichas sustancias varían de un café a otro. También sabemos que el café no afecta a todo el mundo por igual ni de la misma manera. ¿Se pueden aplicar los resultados, entonces, a todos los cafés por igual?
¿Todos los cafés reducen la mortalidad?
No, no todos los cafés son iguales, desde luego. La preparación del grano, el propio grano en sí, su procedencia y su almacenamiento... todo esto influye en las propiedades del café que nos estamos tomando. Sin embargo, como hablamos de un efecto a largo plazo y el café, en sí, está sujeto a un sinfín de sustancias, casi todos los cafés "normales" terminan por asociarse a dichos beneficios.
¿Y qué queremos decir con "normales"? A todos aquellos que no se convierten en ultraprocesados. Por ejemplo, los grandes preparados de café, así como los cafés instantáneos, no han mostrado dicho beneficio. Los primeros, además, suelen ir asociados a grandes cantidades de azúcar y grasas, lo que es no es saludable en ningún caso. Por otro lado, tanto en estos productos, como en los cafés instantáneos, la cantidad de sustancias beneficiosas se ve tremendamente limitada.
Esto se debe, principalmente, al procesado al que se ven sometidos. Curiosamente, en algunos estudios , el café instantáneo sí que ha dado resultados ligeramente positivos lo que pone de manifiesto dos cosas: la primera es que puede que los efectos beneficiosos estén relacionados no solo al café sino al comportamiento de los usuarios. La segunda, y más importante, que todavía hay muchas cuestiones que no comprendemos bien.
Lo que sí se ha observado es que el café con leche, tanto si es leche de vaca como bebida vegetal, conserva la misma capacidad beneficiosa que el café solo. Esto no varía según la cafetera, por ejemplo, y lo único que afecta a la mezcla, por decirlo de alguna manera, es la cantidad de azúcar u otras cosas que echemos en nuestro café, lo que podría "contrarrestar" las propiedades beneficiosas, grosso modo.
¿Cuánto café es bueno?
Vale, el café es bueno, ¿pero existe un límite de café al día? Por supuesto que sí. El viejo dicho de: "En la mesura está el secreto" también se aplica a esta bebida, por mucho que reduzca la mortalidad. En concreto, a partir de cierta cantidad de cafeína nuestra salud se resiente. Esto lo podemos observar por indicadores como la presión sanguínea, la aparición de irritabilidad, el nerviosismo, la inquietud... Cada persona muestra cierta tolerancia a la cafeína, pero siempre hay una cantidad máxima determinada por la biología del cuerpo humano.
Tanto la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, o EFSA, como la US National Academies of Science coinciden en que un adulto saludable puede consumir hasta 400 mg diarios sin perjudicar su salud. Sin embargo, en caso de padecer intolerancia a la cafeína o algún problema metabólico, se desaconseja su consumo como principio de precaución.
Para ingerir 400 mg de café necesitamos entre 8 y 10 cafés en taza pequeña. ¿Y cuánto café es malo? En un caso normal, sin sensibilidad especial a la cafeína, harían falta unos seis litros de esta bebida para causar una intoxicación aguda por cafeína. Esta cursa con nerviosismo, sobreestimulación de la atención, insomnio y problemas gastrointestinales.
En general, tomar entre 2 y 6 tazas de café al día parece completamente razonable, a nivel de salud, si no se padece ningún problema. Es más, como decíamos, podría ser el comienzo de una mejora en los beneficios de salud diarios, lo que podría desembocar en una menor mortalidad. Aunque, insistimos, esto también depende de cada persona.
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