Como cada miércoles durante las últimas semanas, Chicote vuelve esta noche a analizar la seguridad y calidad alimentaria a nuestro alrededor como parte del programa "¿Te lo vas a comer?". Las últimas semanas se centró en hospitales públicos y en chiringuitos. Esta noche le ha llegado el turno a la comida que se vende en las fiestas populares.
Por ello, hemos querido hablar con dos expertos que nos hablen sobre la importancia de la seguridad alimentaria también en los puestos de las fiestas populares o en las comidas que allí se ofrece. Mario Sánchez (@sefifood), tecnólogo alimentario y Beatriz Robles (@beatrizcalidad), tecnóloga de alimentos y consultora de seguridad alimentaria nos arrojan luz sobre este asunto.
Normativa respecto a la comida en fiestas populares
La verdad es que yo, personalmente, nunca me había planteado anteriormente si los puestos que venden comida en las fiestas debían o no seguir algún tipo de normativa - y mucho menos si se estaba cumpliendo o no -. La realidad es que muchos de nosotros comemos en estos puestos sin saber si son seguros o no.
Sin embargo, como nos explica Beatriz, sí que hay una regulación a seguir: A pesar de que parece que en las fiestas populares “vale todo”, los alimentos que se venden se consideran productos de venta ambulante o no sedentaria, y deben someterse a los requisitos establecidos tanto en el Reglamento 852/2004 como a lo establecido en el Real Decreto 199/2010.
Tal y como nos cuenta Beatriz Robles, el Reglamento el que establece las medidas de higiénicas que deben mantener, entre las que se encuentra la limpieza, buen estado, buenas condiciones higieno-sanitarias, equipos desinfectados, etc.
Pero no solo eso: "por supuestísimo, se establece que deberá contarse con instalaciones o medios adecuados para el mantenimiento y el control de las condiciones adecuadas de temperatura de los productos alimenticios y que los productos alimenticios deberán colocarse de modo tal que se evite el riesgo de contaminación en la medida de lo posible" explica Robles.
Mario nos indica que aún así no siempre se cumplen del todo: "en este tipo de eventos es bastante común que la higiene alimentaria sea un aspecto que se descuida con facilidad. Las prisas, mucha comida que servir y la masificación de gente contribuyen a que no hagamos las cosas todo lo bien que deberíamos cuando estamos manipulando un producto alimenticio".
Cumplimiento de la normativa
La tecnóloga en alimentación nos explica que son los ayuntamientos quienes otorgan los permisos para este tipo de venta y que el control del cumplimiento de esta normativa depende de inspectores de sanidad: "podrán ser propios del ayuntamiento o de la comunidad autónoma, en función de cómo tengan repartidas las competencias. Pero sí, está previsto que estén controlados".
En este sentido, Mario refiere: "es labor de los ayuntamientos y las administraciones que aprueban y supervisan estas celebraciones velar para que todos los productos que se suministran sean seguros para el consumidor".
En cualquier caso, si existe algún problema sanitario los responsables serían los dueños de los puestos: "los responsables de garantizar la seguridad alimentaria son los operadores (es decir, las empresas que venden los alimentos). Por lo tanto, ante cualquier problema sanitario, recaerá sobre ellos la posible sanción, además de cualquier responsabilidad civil o penal" indica Robles.
En el caso de las comidas populares organizadas por alguna organización, el propio ayuntamiento o incluso una serie de vecinos, Beatriz nos explica que es más difícil establecer la responsabilidad: "en algunas hay un organizador claro que es el responsable de la comida. Pero otras veces son los propios asistentes los que llevan alimentos que, en muchos casos y debido a las circunstancias en que se celebran (al aire libre, con calor, alimentos de alto riesgo como tortillas o preparaciones con mayonesas…), pueden ser peligrosos".
Qué podemos hacer como consumidores
Beatriz Robles nos indica lo siguiente: "si las condiciones higiénico-sanitarias son defectuosas a simple vista: alimentos expuestos sin refrigeración y al alcance del público, prácticas de manipulación incorrectas (por no decir, directamente, guarras), cocineros sin redecilla, mandiles que brillan por su ausencia (o por su grado de suciedad…). En esos casos, por supuesto, no hay duda: huye".
Mario Sánchez nos insta a andar con mil ojos "fijarnos siempre en las condiciones del establecimiento o puesto. Si vemos equipos y utensilios sucios, comida al aire libre sin ningún tipo de envase o protección, y alimentos que deberían estar en refrigeración fuera de ella, deberías optar por no consumir la comida que sirvan ahí"
Sin embargo, Beatriz nos indica que la mala noticia es que es difícil comer en este tipo de eventos con garantías absolutas: "otras veces es más difícil detectar malas prácticas porque desde el otro lado de la barra no podemos controlar todos los factores: ¿está la materia prima refrigerada?, ¿los manipuladores cumplen con las buenas prácticas higiénicas?".
Sánchez se refiere también a otros detalles sutiles que debemos tener en cuenta: "podemos fijarnos en si el personal utiliza guantes en la preparación de los productos, o, aunque suene mal, si se rasca la nariz, frente u orejas e inmediatamente después manipula la comida. Estas prácticas deberían evitarse a toda costa para prevenir intoxicaciones alimentarias".
Beatriz nos recuerda que algunos alimentos pueden estar en apariencia en perfecto estado y aún así acabar provocándonos una intoxicación: "nada de fiarse de “si sabe bien, se puede comer”. Aunque, en este caso, nunca podemos estar completamente seguros, Beatriz nos da unas pautas: "la recomendación en este caso no puede ir más allá que guiarse por el sentido común. Por muy relajados que estemos en ese tipo de fiestas, no debemos bajar la guardia con la seguridad alimentaria; a la mínima sospecha, evitar consumir esos alimentos".
Imágenes | La Sexta, Pixabay
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