Es temporada de sandía y para aprovechar al máximo su sabor y color así como conseguir una textura jugosa y firme, tres agricultores nos muestra la mejor manera de elegir la sandía más dulce del mercado.
Por supuesto siempre debemos acudir a esta fruta en los meses de mayor producción es decir, cuando se encuentra verdaderamente de temporada, ya que escoger un ejemplar de calidad fuera de estación puede resultar mucho más costoso y complejo.
Sin embargo, para escoger una sandía de calidad tres agricultores coinciden en que la mejor manera es buscar la llamada "mancha de campo".
Mancha de campo: el secreto de una sandía madura
La llamada "mancha de campo" es una huella o impronta que poseen las sandías en el lugar en que han estado apoyadas en el suelo, explica Dana Peters, inspectora de productos agrícolas y florales de Whole Foods Market con sede en Barney, Georgia
Para identificarla debemos levantar la sandía y buscar una mancha de color amarillento o ligeramente marrón que tiene un tono diferente al resto de la cáscara.
Si no se ve esa mancha visible y el resto del exterior de la sandía tiene más o menos el mismo color, es muy probable que la fruta aún no esté lo suficientemente madura.
Una piel brillante o con manchas blancas implica que la sandía aún no está en su punto justo, mientras que si la piel se hunde al tacto es signo que la fruta está demasiado madura o magullada.
Jerrold Watson, copropietario de Watsonia Farms en Monetta, Carolina del Sur señala que la "mancha de campo" de una sandía es distintivo y coincide con el granjero Lee Jones, agricultor regenerativo y fundador de The Chef Garden en Huron, Ohio.
Por otro lado, además de poseer una "mancha de campo" como los tres agricultores señalan; es importante que las sandías sean pesadas para su tamaño, ya que se componen de un 92% de agua. Asimismo tienen una forma simétrica sin magulladuras, cortes y abolladuras; poseen un tallo marrón y emiten un sonido profundo y hueco cuando se golpean por su exterior.
Estas son las características de una sandía madura, fresca y en su punto justo para consumirla.
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Imagen | Rachel Kelli
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