Tras la polémica que generó el análisis de las hamburguesas envasadas porque en algunas marcas se encontró carne de caballo en la composición de las mismas, debemos reivindicar este tipo de carne, pues el problema no es la carne de caballo, el problema es que se oculte su presencia en el etiquetado de los productos alimenticios.
La carne de caballo es por naturaleza una carne más magra que la de ternera o cerdo, contiene poco más de proteínas de buena calidad y como si fuera poco, es más rica en hierro que la carne vacuna que solemos consumir en mayor proporción y la que es usada para elaborar las hamburguesas envasadas.
Además, es una carne con menos colesterol y más antioxidantes, pues contiene vitamina E así como selenio y una escasa cantidad de vitamina A. Sin embargo, por más saludable que fuere la carne de caballo, el problema y el gran debate que generó el análisis realizado por la OCU sobre 20 variedades de hamburguesas envasadas se debió a la falta de detalle en el etiquetado y a que, se ocultara la presencia de la carne de caballo en los productos evaluados.
El consumidor merece conocer y saber a la perfección lo que consume, porque si se tratara de un componente alérgeno para una persona y dicho componente no se declara, el problema de salud que podría ocasionar el hecho de ocultar información no sería menor.
Por otro lado, los etiquetados tiene que declarar con exactitud los ingredientes, aun en cantidades escasas e insignificantes, y no deben dar lugar a confusiones, de lo contrario, el único arma con que contamos nosotros los consumidores queda destrozado por las industrias alimenticias que deben ofrecer información.
Entonces, es importante saber que la carne de caballo no es el problema, pues se trata de un alimento sano y nutritivo, pero el problema es que se oculte su presencia en las hamburguesas envasadas que aun siguen siendo protagonistas de debate.
Imagen | Dhaun
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