Ya hemos mostrado las diferencias entre frescos y congelados o entre frescos y conservas, pero en esta ocasión, analizamos las diferencias nutricionales de un alimento en tres versiones distintas y presentamos una tabla que muestra los nutrientes del mismo vegetal en formato fresco, congelado y en conserva.
Los alimentos con un procesamiento industrial ya son parte de nuestra dieta habitual, sin embargo, para que podamos escoger entre los diferentes formatos según su almacenamiento y calidad nutricional, a continuación te mostramos el contenido de nutrientes por cada 100 gramos y las diferencias entre la espinaca fresca y el mismo vegetal congelado o en conserva.
Espinaca
fresca |
Espinaca
congelada |
Espinaca
en conserva |
|
---|---|---|---|
Kcal/100 gramos | 20.74 | 32.6 | 20.68 |
Hidratos | 0.61 g | 1.23 g | 0.52 g |
Proteínas | 2.63 g | 3.12 g | 3.12 g |
Grasas | 0.3 g | 1 g | 0.4 g |
Fibra | 2.58 g | 3.1 g | 1.3 g |
Agua | 93.9 g | 91.5 g | 94.7 g |
Calcio | 117 mg | 180 mg | 145.8 mg | Sodio | 69 mg | 16 mg | 170 mg | Potasio | 557 mg | 340 mg | 213 mg | Vitamina C | 40 mg | 8.51 mg | 9.59 mg |
Análisis nutricional: diferencias entre frescos, congelados y en conserva
En la tabla podemos ver que las mayores diferencias nutricionales se presentan en el contenido vitaminas y minerales, pues dependiendo del procesamiento y los aditivos que se añaden, encontramos pérdida o incremento de micronutrientes.
Respecto al contenido de calcio, las espinacas congeladas y en conserva son las que mayor proporción concentran, mientras que si hablamos de sodio, la espinaca en conserva es la mayor contenido presenta, debido entre otras cosas a los aditivos que se añaden para su almacenamiento, mientras que la versión congelada es la que menor proporción del mineral posee.
Si observamos el contenido en potasio, la espinaca fresca es la que mayor porcentaje presenta, mientras que su versión en conserva cuenta con menos de la mitad del mineral respecto al alimento sin procesamiento. Y algo semejante sucede con la vitamina C que también se pierde con el procesamiento y que por esa razón, es la espinaca fresca la que mayor proporción contiene.
Por último, los macronutrientes presentan una distribución semejante en las tres versiones, aunque se concentran notablemente en la espinaca congelada, lo cual incrementa las calorías por cada 100 gramos del alimento y en la versión en conserva la fibra se reduce de forma considerada.
Concluyendo, la versión fresca y congelada resultan las más apropiadas en cuanto a contenido de micronutrientes y fibra, mientras que la versión en conserva presenta mucho menos potasio, vitamina C y fibra pero posee mucho más sodio en su composición, por lo tanto, no sería la opción recomendable en personas con hipertensión, problemas renales o cardiovasculares.
Así, vemos que aunque siempre la opción fresca sería más recomendable, de entre los alimentos procesados o industrializados los congelados son los que mejor conservan las propiedades y nutrientes de los vegetales sin añadir sodio en grandes cantidades como sí lo hacen las conservas o enlatados.
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Imagen | Thinkstock
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