Seguro que hay gente que al ver una hamburguesa se echa las manos a la cabeza y clama al cielo diciendo: "noooooo, no comas eso". Tampoco es para tanto, una hamburguesa es comida y tiene nutrientes, lo que tenemos que ver es qué tipo de hamburguesa comemos, con qué frecuencia y con qué lo acompañamos.
Fijaros en la hamburguesa de la imágen, a primera vista podemos decir incluso que es un alimento saludable: tiene lechuga, pepino, tomate, carne y pan, nada fuera de lo normal, todo lo contrario porque tenemos hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y algo de grasa (dependieno de como sea la carne).
El problema es cuando a la hamburguesa le añadimos carne grasa, queso, huevo, ketchup, mahonesa y la acompañamos de abundantes patatas fritas y refresco. Ahí es cuando la hamburguesa transforma su inocente imágen de alimento sano en un menú hipercalórico y con demasiadas grasas.
Como ya vimos en Vitónica, un menú con hamburguesa de los típicos establecimientos suele superar los límites en cuanto a calorías y grasas. En cambio, si nos preparamos una buena hamburguesa en casa con carne baja en grasa y buenos ingredientes y acompañamiento podemos obtener un menú más que saludable, sino fijaros en la hamburguesa que hizo Gabriela.
Igualmente, por comer una hamburguesa a la semana tampoco va a pasar nada, incluso dos. El problema es cuando este tipo de comida se hace frecuente día a día en el almuerzo y cena, entonces es cuando debemos de pararnos a pensar qué tipo de dieta estamos siguiendo.
En Vitónica | Análisis nutricional de un menú Big Mac
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