En varias ocasiones hemos mencionado que en una dieta de adelgazamiento no se deberían de prohibir alimentos. Lo que no quiere decir que podamos comer lo que se nos antoje, más bien es qué cantidad debemos comer de cada alimento. Algo parecido pasa con los frutos secos, que podemos incorporarlos a la dieta, pero tomando en cuenta algunas consideraciones.
Los frutos secos son un alimento con gran densidad calórica, es decir, con poca cantidad tenemos muchas calorías, por lo que hay que andarse con cuidado. Son un alimento muy sano y con un perfil graso envidiable, pero si nos pasamos comiendo frutos secos vamos a tener un exceso de calorías, y eso es una dieta hipocalórica no es lo más adecuado.
Si nuestro objetivo es perder peso podemos incorporar un puñado de frutos secos a diario. Esto no supone un exceso de calorías y nos va a dar nutrientes de calidad. Podemos tomar los frutos secos en el desayuno, o a media mañana o en la merienda junto con un yogur o una pieza de fruta.
Si comemos frutos secos antes de una comida a modo de picoteo corremos el riesgo de no parar porque tengamos hambre, y es ahí donde los frutos secos se convierten en muy calóricos. Por eso la mejor manera de incorporarlos a una dieta hipocalórica o de adelgazamiento es en una de las comidas no principales o si es en la principal como parte de esta, por ejemplo: ensalada que lleve un puñado de nueces.
En cuanto al tipo de frutos secos, la mayor parte tienen un perfil calórico y de nutrientes similar. Una diferencia que sí es importante es mirar si están cocinados, los frutos secos fritos, tostados o con añadidos de azúcar van a multiplicar su valor calórico, por eso lo recomendable es comerlos crudos.
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Imágen | matilde.m.s.
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