Aprovechar al máximo los recursos en la cocina resulta clave para reducir el desperdicio de comida y en este sentido, te mostramos cómo utilizar las partes de tus alimentos consideradas muchas veces inservibles y 11 ideas para sumarlos a la dieta diaria.
De tus vegetales, todo sirve
Frutas, verduras y hortalizas son habitualmente los alimentos que más desperdicio generan. Sin embargo, podemos reducir considerablemente el mismo si utilizamos las partes frecuentemente no consumidas.
Así por ejemplo, las pencas de acelga y los tallos de espinacas perfectamente pueden emplearse como relleno de una empanada, para elaborar un salteado o bien, en el caso de las pencas que son más grandes podemos prepararlas rebozadas o rellenas.
La parte verde del puerro y cebolletas es tan comestible como la parte blanca o el bulbo, incluso pueden incorporarse finamente picados y en crudo en su porción más fina.
La piel de las patatas puede consumirse tras un correcto lavado previo en preparaciones diversas junto a la patata propieamente dicha, o bien por separado creando con ellas por ejemplo una tortilla o unos chips al horno.
El tallo de brócoli o coliflor así como sus hojas también pueden ser comestibles incorporandolas a las mismas preparaciones que las flores de éstas coles o bien, a un salteado, a una ensalada o para acompañar unos noodles o fideos asiáticos.
Las hojas de remolacha se pueden utilizar tal como cualquier otra hoja verde por ejemplo, para elaborar una tortilla o para rellenar una tarta salada y lo mismo ocurre con las hojas de hinojo y de zanahoria que también pueden incorporarse a una ensalada o bien utilizarse para preparar unas cremas de verduras, sopas o una deliciosa salsa pesto.
Sabemos que de los vegetales todos sirve, y utilizando aquellas partes que frecuentemente retiramos y desechamos podemos reducir al máximo el desperdicio de alimentos en la cocina.
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