El pasado miércoles pudimos asistir a la presentación de las nuevas zapatillas Reebok ONE Series en Barcelona, y tuvimos la suerte de poder formar parte de la Running Experience que tuvo lugar allí: más de 100 personas, entre prensa y runners, corriendo por un precioso circuito en los alrededores de Montjuic. ¡Toda una experiencia para los corredores!
Nunca había tenido la oportunidad de correr en Barcelona, así que fue toda una novedad para mí. Si hay algo que me gusta de esta ciudad es que es muy plana y muy cómoda de recorrer tanto en bici como en patines o caminando; pero los chicos de Reebok se las arreglaron para diseñar un circuito de 4 kilómetros lleno de subidas y bajadas donde pudimos disfrutar de un estupendo paisaje urbano.
Algunos estaréis pensando "¿sólo 4 kilómetros? ¡eso me lo hago yo con la gorra!". Os entiendo, pero creedme, no era mi caso. Raras veces salgo a correr, principalmente debido a un dolor en la rodilla desde hace tiempo, por lo que para mí los 4 kilómetros eran todo un reto. Puedo estar horas y horas sobre la bici o con los patines, pero corriendo... para mí son palabras mayores.
En cualquier caso, animada por la gente y los compañeros, decidí que tenía que ser capaz de correr esos 4 kilómetros, así me calcé las zapatillas, respiré hondo y.. ¡a trotar!
La importancia del calentamiento
El evento de presentación de las Reebok ONE Series tuvo lugar en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en el mismo Montjuic. Mientras llegaban todos los runners convocados pudimos disfrutar de unos aperitivos de frutos secos para coger fuerzas de cara a la posterior carrera.
La primera sorpresa fue el lugar destinado al calentamiento: la mismísima sala oval del MNAC, una sala enorme y singular de 1600 metros cuadrados, que recuerda a un anfiteatro romano. Allí, siguiendo las indicaciones de los técnicos de Reebok, realizamos un calentamiento dinámico de unos 15 minutos. Una gozada poder correr en este espacio arquitectónico clasicista.
El circuito de 4 kilómetros
Una vez terminada la presentación de las zapatillas y el calentamiento, sólo quedaba salir a correr. Justo al salir del MNAC comenzaba a caer una fina lluvia que, sin embargo, no pudo con nuestros ánimos. Salimos divididos por grupos según el tiempo que habíamos hecho en alguna carrera de 10 kilómetros y yo, obviamente salí con el grupo de los "relajados" (no los llamemos "lentos", seguro que hay gente mucho más lenta, ¿no?).
El circuito de la carrera nocturna comenzó fuerte: con una pequeña subida por unas escaleras y un posterior ascenso que nos condujo hasta las inmediaciones del Estadio Olímpico, el cual rodeamos. Bordeamos el jardín botánico y pasamos junto al Palau Sant Jordi, llegando hasta el segundo kilómetro.
"¿Sólo llevamos dos kilómetros?" Fue lo primero que pensé cuando vi el cartelito, pero enseguida me recompuse: "¡Ya llevo dos kilómetros!", sólo me quedaba la otra mitad, y todavía no estaba demasiado fatigada.
Continuamos pasando junto a la Plaza de Europa y comenzó una larga bajada, a la cual tenía un poco de miedo: la rodilla me duele sobre todo en las bajadas (cuando hice el trail de El Escorial este verano, la bajada fue lo que más me costó), pero la verdad es que lo llevé bastante bien. Cuando vi el cartel del kilómetro tres ya estaba animadísima ¡lo iba a conseguir!.
Pero al final nos esperaba una sorpresa: os he dicho que hicimos una bajada larga, y había que llegar hasta el punto de partida, así que los últimos 200 metros consistieron en subir todas las escaleras de camino al MNAC otra vez. Estábamos al lado, y yo ya iba con el subidón de adrenalina, así que cogí fuerzas y ¡arriba con ello!
Terminé los 4 kilómetros en unos 21 minutos: para mí, todo un récord. Feliz, con las endorfinas a tope y sin poder parar de sonreír.
La importancia de las liebres y la motivación
Una de las cosas más importantes de la carrera para mí fue el trabajo de las liebres: dos técnicos de Reebok nos acompañaron durante todo el recorrido marcando el ritmo de carrera que debíamos llevar, además de animándonos a continuar en todo momento.
Puedo decir con total seguridad que, de no haber sido porque había alguien que me marcaba el ritmo y al que tenía que seguir, no habría completado los 4 kilómetros. He salido a correr sola muchas veces, y en cuanto veo que comienzo a cansarme un poco paro y cotinúo caminando, no llegando en ningún caso a los 4 kilómetros. La función de las liebres fue, para mí, fundamental.
Además, a mitad de recorrido coincidí con una compañera que se encargó de tirar un poco de mí cuando me quedaba un poco atrás. Me contagió tanto lo motivada que estaba que hubo un momento en el que me vi yo misma gritando y animando a los demás.
Nunca había tenido tan claro que lo más importante es estar convencido de que puedes hacerlo: si la mente cree que puedes, el cuerpo va solo. Esta carrera ha sido la que me ha hecho ponerme las pilas, y ahora quiero llegar en buenas condiciones a la San Silvestre de este año, así que desde aquí aprovecho para dar las gracias al equipo de Reebok por organizarla e invitarme.
Mi experiencia con las zapatillas Reebok ONE Series
Como os he dicho, siempre que he corrido he terminado con las rodillas doloridas, especialmente la derecha, además de un dolor de pantorrillas bastante importante. Pensaba que esta vez iba a pasarme lo mismo elevado a la enésima potencia, ya que nunca había corrido 4 kilómetros seguidos, pero la verdad es que, dos días después, ni siquiera tengo agujetas. ¿Quizás estaba corriendo con el calzado equivocado?
Me daba un poco de miedo hacer 4 kilómetros con unas zapatillas nuevas, pero me han sorprendido bastante: muy cómodas, con una amortiguación muy buena, el pie bien sujeto, y cero rozaduras. La rodilla no se ha resentido nada de nada, así que estoy muy contenta con ellas. Es calzado específico de running, y yo antes corría con zapatillas de fitness: es muy posible que ese fuera mi problema.
En conjunto, un evento muy divertido que me encantaría repetir: correr por una ciudad nueva siempre es una experiencia interesante y muy enriquecedora. ¡Ahora estoy preparada para seguir corriendo!
Imágenes | Anna Cuevas Lázaro
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