Mañana, 31 de diciembre, es un gran día para todos y especialmente para los runners. A las 17:30, un año más, sonará el pistoletazo de salida para una de las carreras más esperadas del año: la San Silvestre Vallecana. Y un año más allí estaremos, dispuestos a recorrer los últimos 10 kilómetros del año.
Para mí no siempre fue así. Es la cuarta vez que participo en esta carrera, pero os puedo asegurar que hace unos años ni siquiera me lo podía imaginar. ¿Por qué? Porque, a riesgo de que alguno se lleve las manos a la cabeza, no me gusta correr. Mejor dicho, no me gusta entrenar para correr: las carreras, con su ambiente festivo, especialmente el de la San Silvestre, me encantan. Allá va mi historia de amor-odio con la San silvestre Vallecana.
Los inicios siempre son duros
Hace cuatro años yo me dedicaba a entrenar en sala y a mis clases colectivas, pero os aseguro que jamás se me había pasado por la cabeza salir a correr. Era de las que pensaba que, en el improbable caso de un apocalipsis zombie, conmigo lo iban a tener más bien fácil. Pero ya me hacía yo mis sesiones intensivas de spinning, elíptica y demás.
Yo sabía que no podía correr 10 kilómetros, estaba absolutamente segura de ello, pero unos amigos empezaron a picarme. "Venga hombre, con todo lo que entrenas, ¿cómo no vas a poder correr una San Silvestre?". Tanto me picaron que allá que me fui, sin entrenar nada y con mi camiseta-dorsal, con más miedo que vergüenza.
¿Resultado del primer año? Desastroso es poco, pero que sepáis que si no has corrido en tu vida, por mucho fitness que hagas, es complicado que corras 10 kilómetros seguidos. Al llegar a la mitad de Serrano, calculo que en el kilómetro 3 más o menos, decidí que sería mejor caminar si quería llegar viva a la cena. Así que me hice la Sansil caminando, ¡ya que estaba allí...! Menos es nada, ¿no?.
Cosas que no debes hacer en la San Silvestre
El año siguiente tuve la "brillante" idea (NO) de hacerla en patines, porque tampoco había entrenado nada de carrera, pero quería disfrutar de la fiesta. Lo pasé un poco mal porque, por no molestar, fui la mayoría del tiempo por la acera, que estaba llena de gente. Tomad nota: en la Sansil se corre o se va caminando, pero los patines sobran.
Mejorando con los años
El año pasado los chicos de Personal Running se ofrecieron para entrenarme durante dos meses como parte de su reto 31D: The last challenge. ¡Cómo cambia la cosa cuando te entrena alguien que sabe! Logré terminar la carrera corriendo y sin pararme ni una vez, que era mi reto el año pasado, con un tiempo muy discreto (01:08:00). La sensación de cruzar la meta corriendo fue de subidón total: llamé a mis padres, a mis tíos... Parecía que había ganado las olimpiadas. Pero era MI reto, y estaba muy contenta con lo conseguido.
Este año he entrenado por libre, pero he entrenado: los 10 kilómetros los hago sin problemas, aunque sigo siendo la más lenta a este lado del Manzanares. El objetivo este año es bajar de una hora: muchos pensaréis "madre mía, tortuga power". Pues sí, pero tampoco tengo prisa: voy a disfrutar de la carrera, del ambiente y de la gente, que sólo se vive una vez al año.
Empecé odiando la San Silvestre porque el primer año fue un reto que no pude cumplir; pero poco a poco le voy cogiendo el gustillo a esto de correr (es el cardio que mejor me viene) y de participar en carreras. La San Silvestre me enseñó que a pesar de ser buena en algunas cosas, como en el fitness, si no entrenas y te esfuerzas no podrás ser mejor en otras, y por eso adoro esta carrera.
Mañana salimos a darlo todo, ¿quién se apunta?
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