Un año más llegó el momento de convertirnos en espartanos por un día y de disfrutar con los amigos de una buena carrera de obstáculos. Este año la Spartan Race se vivió más que nunca en equipo, y es que en Rivas me encontré con algunos lectores de Vitónica: algunos pudimos correr juntos, con otros fue simplemente un saludo, pero los he traído aquí para que os cuenten su experiencia y conozcáis la carrera de primera mano.
Este año tuvimos Spartan Race en Madrid por partida doble: tanto el sábado como el domingo pudimos disfrutar de las distancias Súper (13 kilómetros y más de 20 obstáculos) y Sprint (5 kilómetros y más de 15 obstáculos). Os contamos cómo fue para nosotros la experiencia, en relación también con otras ediciones de la carrera. ¡Así vivimos la Spartan Race los vitónicos!
Mi experiencia: tercera Spartan Race
Esta ha sido mi tercera Spartan Race, pero sin duda ha sido en la que mejor me lo he pasado. Hacerla en equipo y sin ningún tipo de presión fue la mejor decisión que pude tomar. En comparación con las anteriores ocasiones puedo decir que esta carrera, para mí, se queda en el segundo puesto: ha mejorado algunas cosas respecto a la Spartan de Madrid del año pasado, pero se queda por detrás de la de Barcelona del mes de septiembre de 2014.
Este año corrí la Sprint: para mí, que no soy asidua al running, la Súper me queda un poco grande (ya os lo conté en mi experiencia en la Súper de Barcelona), así que decidí ir a lo seguro y a pasármelo bien durante cinco kilómetros. Había muchas pruebas que son viejas conocidas de los espartanos como las Monkey Bars, la pirámide, la trepa de soga, la jabalina o los neumáticos. Pero también encontramos pruebas nuevas que yo no había visto antes, como el arrastre de peso (en serio, ¿de qué estaban hechos esos pesos? ¿de plomo? Pesaban como si lo fuera) y los sacos de boxeo que había que esquivar.
Solo tuve que hacer burpees en dos pruebas: en el lanzamiento de jabalina (le di al muñeco en la cabeza, pero no se quedó clavada, damn it!) y en la trepa de cuerda, que no hay manera para mí de subirla. Por lo demás, la parte más divertida, sin duda alguna, es el arrastre por el barro, aunque debo decir que se me hizo un poco largo: me arrastré boca arriba, boca abajo, hice la croqueta... Pero aquello parecía no terminarse nunca, de ahí mi cara de agonía en las fotos. Me enganché tres veces con la camiseta en el alambre, mi compañero que venía detrás de mí me tiraba de los pies para atrás... Un cuadrito, pero muy divertido.
El recorrido fue mejor que el del año pasado: aunque se comenzaba a pleno sol (y más a las cuatro de la tarde) y subiendo una empinada cuesta, el trazado de la carrera pasaba luego por una zona de sombra donde el calor nos dio un poco de tregua. No es montaña pura y dura, y acabas tragando mucho polvo, pero es lo que conlleva utilizar esa localización.
Lo mejor y lo que hay que mejorar en la Spartan Race de Madrid
Por mi parte vi tres problemas, todos relacionados con el agua:
Avituallamientos: en la modalidad Sprint solo hubo un avituallamiento alrededor del kilómetro cuatro, y con agua caliente. Tratándose de una carrera por montaña en la que tienes que ir superando pruebas, yo pondría alguno más, y con agua un poco más fresca.
Arrastre por el barro: a ese barro le faltaba un poco de agua. En algunas partes estaba muy seco, lo cual además de hacerte más difícil avanzar (que eso es lo de menos, al fin y al cabo) también hace que te claves todas las pequeñas piedras que van quedando en el suelo. Acabamos con rodillas y antebrazos bastante magullados en ese sentido.
Duchas: sí, otra vez. Tienen que buscar un sistema en Madrid con el que las duchas tengan presión y puedan dar servicio a todos los participantes. En Barcelona lo hicieron estupendamente con unas largas tuberías de las que salían un montón de teléfonos de ducha para poder quitarte el barro. Yo acabé a manguerazo limpio con un camión del ayuntamiento de Rivas, cosa que tampoco me importó demasiado, pero sé que es una queja generalizada.
Lo mejor: el compañerismo y el sentimiento de grupo y, cómo no, la labor de los voluntarios. Año tras año se superan los chicos que están en cada una de las pruebas: muy buena actitud, animándonos en todo momento y muy atentos con todos. Con los espartanos que encontramos por el camino hubo siempre muy buen rollo: ayudándonos entre nosotros en las pruebas, animando, aplaudiendo...
Como siempre, aunque queden cosas por mejorar, me quedo con lo bueno: una carrera divertida y amena, en buena compañía, y una forma de pasar un día diferente haciendo deporte.
La experiencia de Antonio: Sprint y Súper el mismo día
Si tuviese que poner un pero a la carrera sería al avituallamiento de la carrera Sprint: hacía mucho calor y el agua estaba casi al final. Después de haber tragado polvo y aguantar el sol, que sólo se pudiese beber agua cuando quedaba a lo sumo kilómetro y medio se hizo duro para muchos. De todas formas lo que hay que hacer el día de la carrera es afrontarla con actitud de diversión: nadie paga una carrera para sufrir, aunque la pista de barro te quite todas las ganas de continuar, de todas formas se termina superando y lo que te queda es la satisfacción de haber acabado.
Creo que todo el mundo salió de las dos carreras con ganas de repetir, y es que la Spartan Race no es sólo una carrera. Es compañerismo, es un modo de vencer tus miedos, es sorprenderte logrando cosas que creías que jamás podrías hacer, es ver tus límites y superarlos. Si nunca has hecho una Spartan Race deberías probarlo, aunque sea la Sprint. En mi caso, creo que tras lograr conseguir las dos distancias en un mismo día ha llegado el momento de ir a por la Spartan Beast en Les Comes, toca entrenar mucho más duro para ello.
La experiencia de Neliam: primera Spartan Race con el equipo Alfa Fit
Llevaba tiempo deseando participar en una Spartan Race y también llevaba tiempo preparándola con mi equipo, aunque circunstancias cómo el estudiar fuera, no siempre dejen entrenar de forma específica todo lo que uno quiere.
Los entrenamientos específicos con mi equipo solíamos dividirlos en dos partes: carrera continua o series y trabajo de fuerza y resistencia. Dado que en esta ocasión íbamos a correr la Sprint, nuestro entrenador dio mucha prioridad a las series, que oscilaban entre los 500 metros y los dos o tres kilómetros. Para la parte de fuerza y resistencia, el entrenamiento ha sido muy amplio y variado: trepar la soga, fondos de tríceps, burpees (muchos burpees), tracción de neumático con las piernas y con los brazos, volteo de neumáticos, saltos al cajón, transporte de peso al hombro, trabajo sobre superficies inestables con peso, etc. El tipo de trabajo que se realiza es esencial para que haya transferencias a la carrera, en este caso la variedad y adaptarse a ella ha sido uno de los factores clave.
Sobre la carrera, solo diré que el que esté pensando en correrla, que lo haga, que no lo dude. Si teme sobre su propia capacidad, que empiece por la Sprint, es asequible y divertida y nunca se deja caer a nadie. La generosidad y la colaboración entre los hermanos de Esparta durante la carrera te mantienen en pie si desfalleces. Esa complicidad hay que vivirla. El sentimiento de integridad que sentí mientras corría al lado de mi equipo y al lado de tantos espartanos y espartanas y las miradas que a veces nos dirigíamos, que decían: “estamos bien, seguimos corriendo”, no tienen precio. ¡Arooo!, ¡arooo!, ¡arooo!.
Vitónicos, ¿nos vemos en la próxima Spartan Race?
Imágenes | Sportograf
Vídeo | Antonio Simón
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