Desde hace unas semanas podemos disfrutar en la capital de un nuevo carril bici segregado que atraviesa algunas de las calles más importantes de Madrid: la zona de los bulevares (desde Alberto Aguilera hasta Colón), la zona de Santa Engracia y la de Juan Bravo, todas calles muy céntricas y con una gran afluencia de tráfico, son ahora "bici friendly".
Este nuevo carril bici en el centro de Madrid forma parte del proyecto del ayuntamiento para construir más de 30 kilómetros de vías para bicicletas en la capital en este año, facilitando de este modo la movilidad sobre las dos ruedas a expensas de los vehículos a motor.
Estos carriles bici segregados se encuentran ubicados entre los carriles de circulación normales (por donde pueden circular coches y motos) y el carril-bus tradicional, quedando los ciclistas en el centro del tráfico de la ciudad. ¿Es este un buen diseño para la seguridad de los ciclistas? Analizamos el diseño del nuevo carril bici y vemos cuáles son sus ventajas e inconvenientes.
Así es el nuevo carril bici de Madrid
¿Cuándo se va a corregir este despropósito? Los coches deben atravesar el carril bici para girar y sortear buses/taxis #bicimad #madrid pic.twitter.com/yDhWjzqsAK
— David Ciudad (@DavidCiudad82) 12 de julio de 2017
Como decíamos, el nuevo carril bici de Madrid se caracteriza por estar segregado de los otros carriles por los que sí pueden circular los vehículos a motor y por estar integrado dentro de la calzada. Concretamente se encuentra entre el carril bus (por el que recordamos que pueden circular tanto los autobuses como los taxis o las motocicletas) y los carriles destinados al tráfico de coches.
De no haber un carril bici específico, como hemos apuntado en anteriores ocasiones, los ciclistas deberían circular por cualquiera de los carriles destinados a los utilitarios colocándose en el centro de los mismos para poder hacerse visibles por los coches.
Esta es precisamente una de las reclamaciones que se realiza al nuevo carril bici: ¿realmente el ciclista es bien visible por los otros vehículos que circulan a su alrededor cuando se mueve en la ciudad? En la siguiente imagen de CyclingSavy.org podemos ver cómo existen multitud de puntos ciegos en los que se sitúa el ciclista cuando usa este carril bici segregado.
No solo hay un peligroso punto ciego al llegar a una intersección cuando los conductores quieren girar hacia la derecha (por cierto, este mismo peligro existe si vas en moto circulando por el carril bus: personalmente una vez tuve que reaccionar rápido para que un camión no me llevara por delante), sino que además se encuentra en una zona donde es frecuente que los conductores abran las puertas sin mirar primero hacia atrás y comprobar que ningún ciclista se acerca.
El hecho de que el carril bici se encuentre entre el carril bus y la circulación de los coches, hace que el ciclista se quede "encerrado" y que para los vehículos a motor sea imposible dejar el metro y medio de seguridad entre coche y ciclista (que aplica también en vías urbanas) cuando haya mucha densidad de tráfico.
Precaución tanto si eres ciclista como si conduces un vehículo a motor
Evidentemente, en las vías donde haya carril bici segregado, los ciclistas pueden circular por él, y este será de uso exclusivo para ellos: coches o motos no pueden invadirlo. Aunque, como podemos ver, no es algo que se tenga muy claro todavía:
💡Invención del día en #Madrid:
— Julien Cassan (@juliencassan) 9 de junio de 2017
el carril-bici-para-coches. Olé!@enbicipormadrid @labicicritica @MADciclista @ciclosfera @cicloescuela pic.twitter.com/Wdk0BfcOyq
Un momento peliagudo es aquel en el que los coches quieran girar a la derecha, cuando tienen que cruzar el carril bici y el carril bus, invadiendo ambos. Las intersecciones están marcadas con una pintura diferente para indicar por dónde se debe realizar el giro. Aun así es necesario realizar la maniobra con mucha precaución para evitar posibles accidentes.
¿Qué opinan los ciclistas?
Hemos querido conocer la opinión de aquellos que usan la bici a diario para moverse por Madrid y que además están metidos de lleno en el mundo del ciclismo. Por eso hemos hablado con el equipo de El Tío del Mazo para que nos den su opinión sobre el nuevo carril bici, que reproducimos a continuación:
Cualquier iniciativa que intente mejorar las infraestructuras para el ciclista en la ciudad es bienvenida. Tanto estos bulevares como otras iniciativas puestas en marcha en la ciudad de Madrid tienen como objetivo fomentar el uso de la bicicleta en calles y zonas donde puede ser muy útil y en ese sentido hay que aplaudirlo.
Lo que quizá es menos acertado es el formato elegido, y es que los bulevares no son la mejor de las opciones posibles. Cuando vas pedaleando por ellos te encuentras que un autobús te pasa por un lado, mientras que a la vez circulan coches por la izquierda. Eso puede suponer una cierta sensación de claustrofobia e inseguridad para algunos ciclistas, algo bastante contraproducente en el caso de personas que se inician con la bicicleta y la empiezan a considerar como un método de transporte alternativo en la ciudad. Si a esto unimos que en algunos giros los coches tienen que invadir el carril, los ciclistas pueden encontrarse con sustos desagradables.
Desde luego es complicado crear nuevas infraestructuras en una zona en la que no puedes “derribar y volver a construir”, pero sí que, como sucede en muchas ciudades, estos carriles estarían mucho mejor a la derecha de la calzada.
Nos quedamos con los pasos que se están dando, y es que hace unos años, en Madrid no soñábamos con tener un sistema público de bicicletas eléctricas, carriles señalizados a 30 kilómetros por hora (otra cosa es que se vaya a 30 por ellos), estos bulevares o algunos carriles bici que han ido surgiendo.
Ahora lo siguiente es que todos nos concienciemos de que el espacio en la ciudad es compartido y que cada uno tenemos nuestro espacio y nuestro derecho a usarlo: conductores, ciclistas y peatones.
También hemos podido contar con la opinión de Sergio Palomar, Jefe de Pruebas de la revista especializada en ciclismo de carretera Ciclismo a Fondo y director de la revista Bicisport, ambas del grupo Motorpress Ibérica.
Que el coche se está convirtiendo en un problema en las grandes ciudades no es algo nuevo. Invierno tras invierno nos encontramos noticias sobre episodios de contaminación elevados que han dado lugar a restricciones al uso del vehículo privado en ciudades como Madrid. Con la sana intención de reducir el uso del coche muchos ayuntamientos se han lanzado como locos a construir carriles bici sin darse cuenta que lo que aparentemente es la panacea para quienes emplean la bicicleta en sus desplazamientos habituales al final resulta que no sólo no reduce el uso de los medios motorizados sino que expulsa a la bici del tráfico.
Las intenciones por parte de los ayuntamientos son buenas, crear espacios específicos separados del tráfico para que los ciudadanos pierdan el miedo a usar su bici en la ciudad. Sin embargo nadie piensa en que es imposible que en cada calle y para cada desplazamiento exista un carril bici y menos aún con las necesidades mínimas de seguridad que requiere la bicicleta, un vehículo reconocido como tal en las leyes de circulación. Llega un momento en que la bicicleta ha de convivir con el coche.
En Madrid esta convivencia se había logrado durante la anterior legislatura con una medida tan simple como los Ciclocarriles 30 consistentes en simplemente pintar un carril de la calzada con el símbolo de la bici limitando la velocidad a 30 km/h frente a los 50 habituales en el caso de presencia de ciclistas. Si bien la velocidad no se cumple por norma general, en muchos casos ni siquiera con la bici, la mera señalización junto a la mayor presencia de bicis gracias a la aparición del servicio de bicis públicas Bicimad consiguió lo que parecía increíble, que los coches en Madrid se acostumbraran a la presencia de las bicis. Ahora sin embargo ha cambiado la política y la concejalía de movilidad se ha decidido a gastar dinero en infraestructuras en donde las bicis circulen apartadas del tráfico, echando por tierra esa convivencia lograda tras largos años. Poco menos que recluir a la bicicleta en guetos y dar rienda suelta al coche ¿no habíamos quedado que el objetivo era reducir su presencia?
Para más inri, a pesar de la buena voluntad de quienes planifican estas infraestructuras en muchos casos no se tiene la perspectiva de quien realmente pedalea creando auténticas ratoneras que ya se han cobrado su primera víctima tras el atropello hace unos días de un ciclista en la Calle de Alcalá. Carriles estrechos, en los que los coches no son conscientes de la presencia de la bicicleta a la hora de realizar giros, espacios recluidos junto a la línea de vehículos aparcados que son ocupados por la doble fila, por motocicletas adelantando y dejan al ciclista expuesto a la apertura de puertas; y ya el peor de todos, el carril construido sobre la acera constantemente invadido por peatones y plagado de obstáculos. No son más que formas de apartar a las bicis de la calzada y que nos alejan del objetivo de unas ciudades más humanas.
Si bien la ciudad al que se inicia en la bicicleta puede parecer un medio hostil, apenas unas pequeñas pautas sirven para hacer la circulación más segura. Muchos son los pequeños trucos para rodar en la ciudad, pero el principal es “actuar siempre como si no te hubieran visto” Se trata de anticipar los movimientos del resto de vehículos y estar siempre en un lugar de la calzada donde seamos visibles. La mejor forma de lograrlo es circulando por el centro del carril, como un vehículo más. Así de sencillo. Sin embargo, los carriles bici sólo nos apartan de esta posición haciéndonos ajenos a la circulación y deslegitimando a la bici como el vehículo que la ley reconoce que es. A los políticos les da miedo esto por lo impopular que resulta limitar la libertad del coche. Sin embargo, es el momento en el que hay que decidir si queremos seguir conviviendo con la insoportable contaminación o se ponen medidas para hacer unas ciudades más humanas.
¿Qué opinamos los conductores?
Personalmente, soy conductora de coche y moto en Madrid, y circulo bastantes veces con esta última por la zona de los bulevares, donde se ha implantado parte del nuevo carril bici. La primera impresión que me dio el carril bici coincide con la de los compañeros de El Tío del Mazo: inseguridad. Si ya circulando con una moto procuro no hacerlo cerca de los autobuses en la medida de lo posible, si lo hiciera en bici me intimidaría bastante más. De hecho, esa sensación de inseguridad frente a los vehículos a motor es la razón principal por la que no circulo en bicicleta por la ciudad.
Como conductora también hubiese agradecido algo más de información sobre el modo de circular de forma segura en zonas donde se encuentra el nuevo carril bici: es de sentido común pensar que no puedes circular por él si no vas en bicicleta, pero el tema de los giros a la derecha o de la incorporación desde calles aledañas no lo tenía muy claro durante los primeros días y tampoco he encontrado información clara sobre cómo hacerlo.
Creo que sí es un avance en la convivencia entre peatones, ciclistas y conductores, pero queda todavía mucho por hacer, tanto en educación vial como en diseño y construcción de carriles bici para que Madrid pueda ser considerada una ciudad segura para la circulación en bicicleta.
Como idea, ¿qué tal unos separadores físicos en el carril bici como los que tienen en otras ciudades como Florencia?
En Florencia, Italia, tienen carril bici segregado. A ver si algún día los tenemos en @madrid al menos en grandes avenidas pic.twitter.com/j2BAa2Ruog
— Miguel Ángel Medina (@locodelpelorojo) 13 de marzo de 2017
Imágenes | iStock y CyclingSavvy.org
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