Es un tema del que hay varias investigaciones en curso, teniendo todas ellas el denominador común de buscar reproducir los efectos beneficiosos del ejercicio físico mediante la ingesta de fármacos que provoquen en el organismo los beneficios del ejercicio sin tener que practicarlo.
Un estudio muy interesante sobre el tema es el publicado a mediados del año 2013 en la revista Nature (ahí podéis acceder al resumen del texto, en inglés). En dicho estudio los autores afirman haber encontrado la importacia de una proteína (llamada rev-erb-alfa) en la capacidad de los músculos para consumir oxígeno y generar energía.
Los investigadores encontraron que aumentar la presencia en los músculos de esta proteína en ratones de laboratorio provocaba que pudieran correr mucho más rápido, mientras que la ausencia hacía que tuvieran menor capacidad física. Fármacos que aumenten la producción de esta proteína fueron utilizados en el estudio, por lo que parece que la pastilla del ejercicio no es una utopía.
Eso sí, se señala que el uso en humanos no es viable todavía por múltiples razones, desde el desconocimiento de efectos secundarios a la probabilidad de que se use como sustancia dopante en el deporte.
Además, la idea es que la píldora tenga una aplicación muy concreta: para personas muy limitadas, enfermas... que necesitan los beneficios del ejercicio pero no pueden practicarlo, no para los que no quieren hacerlo.
Por ahora, tocará seguir levantando hierros y sudando la camiseta practicando nuestro ejercicio favorito. ¿Qué pensais de estos avances farmacológicos? ¿Pueden ser positivos o negativos?
Fuente | medciencia.com
Imagen | David Goehring
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