El frío y el aire son dos enemigos importantes de nuestra piel. A causa de estos dos accidentes medioambientales, el invierno es una época en la que nuestra piel sufre un desgaste mayor, ya que recibe muchas agresiones provenientes del exterior y de las condiciones climatológicas. Por este motivo tenemos que tener especial cuidado de ella en esta época del año.
El invierno es la época del año donde nuestra piel sufre más los ataques del medio ambiente. Son frecuentes las descamaciones, sequedades, enrojecimiento, irritaciones... Todo un cúmulo de accidentes que hacen que la piel se envejezca antes y pierda su salud habitual. Pero podemos remediar esto con una serie de puntos que no tenemos que pasar por alto para minimizar los efectos del clima sobre la piel.
No solamente el clima y las condiciones adversas hacen que la piel sufra, sino que la contaminación y el estrés son algunos de los factores que determinan su grado de salud. A lo largo de la jornada se acumulan en la piel disminuyendo la hidratación y las defensas de ésta y empeorando su estado. Por esto es importante ante todo mantener una perfecta hidratación. La piel debemos cuidarla tanto desde dentro como por fuera.
Antes de nada, y como hemos comentado anteriormente, lo primordial es hidratar desde dentro a través de la ingesta de líquidos. El agua tiene que ser un aliado perfecto y un compañero, ya que no solo es beneficioso para la piel, sino también para el resto del organismo. Pero no solamente la hidratación es fundamental, sino que tenemos que nutrir a la piel de colágeno que obtendremos a partir de alimentos como la gelatina animal. Las vitaminas, en concreto la C tiene un papel importante en la protección de las células frente a los ataques del exterior. La podemos encontrar en cítricos principalmente.
A pesar de tener una buena alimentación el cuidado exterior de la piel es primordial para mejorar la oxigenación celular y evitar la formación de manchas o lesiones. Es importante eliminar las células muertas que son las que causan en muchos casos el deterioro de la piel, ya que evitan la perfecta absorción de nutrientes y oxígeno. Para ello realizaremos concienzudamente limpiezas mediante exfoliaciones que realizaremos una o dos veces a la semana para eliminar las células muertas. A diario debemos limpiar el rostro por la mañana y por la noche para mejorar la absorción de las diferentes cremas que vamos a utilizar y favorecer la oxigenación.
Es importante mantener la piel siempre protegida con lociones hidratantes que contengan vitamina C o componentes reparadores como el colágeno... Ya que nos ayudarán a protegerla de las agresiones provenientes del exterior. Además, es imprescindible usar una crema con protectores solares y filtros que mantendrán aún más aislada la piel del exterior.
Es importante que mantengamos una buena salud dérmica para evitar un envejecimiento prematuro. El ejercicio y la buena alimentación mejorarán sustancialmente el estado de la piel, y es que el aumento de riego sanguíneo fomentará la oxigenación y estado de salud dérmico.
Imagen | SXC
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