¿Habéis probado alguna vez a correr en el agua? Os aseguramos que cansa, y bastante. Muchos deportistas utilizan este ejercicio para aumentar la intensidad del entrenamiento en carrera y funciona, ya que pone a trabajar a más músculos de lo normal que en la carrera en suelo.
En la playa o en una piscina poco profunda podemos probar a correr dentro del agua. Según la altura del agua podremos trabajar diversos aspectos.
Si el agua nos llega por los tobillos o poco más tenderemos a elevar la rodilla para salvar el agua y ejercitaremos el cuádriceps más que en carrera normal. También es importante el trabajo de propiocepción del tobillo y el trabajo del gemelo, ya que la propulsión es más intensa de lo normal.
Si el agua nos llega por la cintura comienza lo interesante, ya que además de trabajar más con el miembro inferior para superar la resistencia del agua, tenderemos a empujar y equilibrar también con el miembro superior. Los músculos como los abdominales, los oblicuos y los dorsales también aportarán su granito de arena para el avance.
Y si el agua nos llega por el torso o cuello poco podremos correr, pero sí estaremos haciendo un trabajo global de tonificación, que al fin y al cabo también cuenta y es mejor que estar parado en el agua. Todo lo que sea moverse en el agua es válido para ejercitarse y obtener beneficios.
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