Así como encontramos vegetarianos y carnívoros, hoy se pone en alza la dieta de los crudívoros, quienes afirman que no hay nada mejor para prevenir enfermedades que consumir los alimentos crudos.
Los seguidores de este tipo de dieta señalan que la cocción de los alimentos destruye sus nutrientes y, al mismo tiempo, libera sustancias tóxicas que pueden causar enfermedades.
Los más estrictos dentro de la alimentación crudívora son los crudiveganos, quienes no sólo renuncian a los alimentos cocidos, sino también a la ingesta de carne y otros productos de origen animal. Es decir, una combinación de dieta vegetariana pura y dieta crudívora.
Entonces, ¿los crudívoros renuncian al pan, las sopas, las tortillas, y las patatas? ¿las ingieren crudas? Pues los seguidores de este tipo de alimentación han encontrado el reemplazo para cada alimento sin someter a cocción ninguno de ellos.
Utilizando técnicas como la deshidratación o la fermentación, los crudívoros elaboran sus propios panes y quesos sin someter a calentamiento los mismos.
Si bien la ingesta de vegetales y frutas crudas es una excelente estrategia para evitar muchos males, también existen riesgos, como son la supervivencia de bacterias o microorganismos causantes de enfermedades.
Por otro lado, al no cocinar los alimentos, sus nutrientes se mantienen intactos, incluso, los minerales propios del cultivo en la tierra permanecen en niveles superiores.
Asimismo, evitamos todo tipo de sustancias químicas agregadas durante la industrialización que puede generar reacciones alérgicas o intolerancias en algunas personas.
No obstante, todo tipo de alimentos puede ser potencialmente peligroso si en él encontramos gérmenes por contaminación de diversa índole.
Además, existen algunos nutrientes que reducen su absorción ante la mayor ingesta de fitatos, presentes en la fibra de los alimentos. Por eso, la dieta crudivora podría ocasionar déficit de hierro, calcio y otras minerales.
Si la dieta es crudivegana, además de las posibles carencias antes dichas, debemos sumarles los potenciales déficit de la dieta vegetariana estricta debido a la falta de productos de origen animal.
Otro de los riesgos de la dieta crudívora es el consumo de carnes sin cocinar, pues en éstas es mucho más difícil eliminar bacterias o microorganismos patógenos si no se los somete a calentamiento.
Expresando mi opinión y con todo lo dicho anteriormente, considero que nunca son buenos los extremos y que siempre debemos establecer un equilibrio entre lo que nos beneficia totalmente y lo que nos brinda seguridad para evitar enfermedades.
Por ello, lo ideal desde mi punto de vista, sería combinar algunos alimentos cocidos con otros que sí se pueden consumir en su estado natural y sin someter a cocción.
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