Aunque en las fiestas de fin de año la gran mayoría de las cosas que comemos nos gusta, elegir lo que más nos agrada para consumir en un evento, lejos de perjudicarnos puede salvar nuestra dieta, pues calmaremos los deseos de comer algo rico y probablemente, nos limitemos a comer eso que más nos gusta.
Si en una mesa con alimentos varios no comemos lo que más nos gusta porque es precisamente lo que más grasa tiene, lo más probable es que cojamos otros alimentos para consumir y después, al no poder contener la restricción autoimpuesta, acabemos comiendo aquello que más nos gustó desde que lo vimos. Por ende, acabamos comiendo más cuando nos auto prohibimos comer lo que más nos gusta.
Por eso, un buen consejo para estas fiestas, en dónde se presenta gran cantidad de comidas ricas, es empezar comiendo aquello que más nos tienta porque nos gusta mucho, porque así, limitaremos la ingesta de un montón de otras cosas que creemos más saludables pero que, al no calmar los deseos de ingerir eso "rico", pueden sumar gran cantidad de calorías antes de que nosotros detengamos el consumo de alimentos.
Cuando nosotros no comemos lo que nos gusta, estamos ante una "restricción cualitativa" que al igual que la restricción cuantitativa, genera más deseos y por ende, no nos ayuda a controlar la ingesta de alimentos, sino que puede aumentarla notablemente.
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