La mayoría de las veces que una persona comienza una dieta la acaba dejando por alguna razón. De hecho asociamos la palabra "dieta" con algo que tiene una fecha de inicio (cuando la empezamos) y una fecha de final (cuando llegamos a nuestro peso ideal) cuando en realidad se trata de la comida y bebida que forma parte de nuestra alimentación (y así lo indica la RAE en su segunda acepción).
Si lo que queremos es perder esos kilos que nos pesan y que no vuelvan a venir como por arte de magia no nos podemos plantear un dieta tal y como la conocemos: es necesario que cambiemos nuestro modo de alimentación y nuestros hábitos diarios. Las dietas, sobre todo las que son muy hipocalóricas, no crean adherencia, que es el factor más importante a la hora de lograr y mantenernos en un peso saludable.
Este es el problema de la mayoría de las dietas milagro que suelen aparecer en momentos clave del año (después de Navidad, un mes antes del verano, a la vuelta del verano): son dietas que prometen resultados rápidos pero que generan poca adherencia porque no son sostenibles, generalmente por ser demasiado hipocalóricas. Una dieta con muchas menos calorías que necesitamos o bien no puede durar en el tiempo o bien nos conduce a un estado de tumba metabólica.
Otro de los problemas a la hora de generar adherencia con las dietas es la prohibición sin más (sin ofrecer razones de peso, diciendo solo que es malo o que engorda) de determinados alimentos, que nos puede llevar a conductas tipo restricción-atracón y a una relación insana con la comida. Otra conducta que puede derivar de estas restricciones es el hecho de premiarse con ese alimento prohibido cuando se consigue algo. Esto puede generar episodios de ansiedad y puede llevarnos a comer de forma emocional.
La falta de educación nutricional de la población, que no es capaz de elegir entre los alimentos y las formas de cocinar más beneficiosos para su salud, dejándose llevar por modas, claims publicitarios o falsas promesas es quizás el obstáculo más grande a salvar a la hora de generar buenos hábitos nutricionales y de vida que se puedan mantener en el tiempo.
Para que una dieta genere adherencia debe motivarnos para cambiar nuestros hábitos nutricionales nocivos por otros más saludables, entendiendo también por qué lo hacemos. La ayuda y el control a lo largo del tiempo de un dietista-nutricionista es clave a la hora de mantener los resultados a largo plazo.
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En Vitónica | Dieta para adelgazar: efectividad vs adherencia
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