Cuando intentamos adelgazar no es buena idea prohibir alimentos y menos aun aquello que nos gusta, porque ni bien negamos el ingreso de comida en nuestra boca, nuestra mente se llena de esta y no hace más que pensar en aquello que queremos pero que no podemos.
Lo que sucede cuando prohibimos lo que nos gusta se llama deprivación hedónica y no es otra cosa que autoreprimir los deseos de comer algo rico, de nuestro agrado. Esto es lo que finalmente desemboca en un descontrol alimentario cuando la prohibición se suprime, por ello, no es bueno prohibir si queremos adelgazar con salud.
Como la imagen bien nos muestra, culminamos un poco perturbados por la comida que deseamos pero que sabemos “está prohibida”, simplemente porque lo prohibido genera más deseo.
Esta deprivación hedónica es propia de las dietas tradicionales para adelgazar, en donde no está permitido comer lo rico que nos gusta, pero cuando culminamos la dieta, por supuesto, vamos por eso.
En cambio, si nos permitimos comer lo que más nos gusta, aunque sea en cantidades pequeñas y controladas, no tendremos deseos reprimidos y no debemos esperar a “culminar la dieta”, sino que podemos sostenerla en el tiempo porque controlamos la ingesta cada día para mantener el cuerpo y la mente sana.
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